viernes, 1 de junio de 2012

Malvinas: una historia, varios relatos

POR VICENTE PALERMO POLITOLOGO. INVESTIGADOR DEL CONICET, MIEMBRO DEL CLUB POLITICO ARGENTINO

Pasadas las conmemoraciones por los 30 años de la guerra, podemos constatar la persistencia de visiones encontradas sobre la significación del conflicto bélico, aunque siguen dominando las versiones de la gesta y de la aventura militar.

Ilustración: Horacio Cardo (http://www.horaciocardo.com)
31/05/12 - Clarin

Se percibe en el caso de la guerra de Malvinas, ese rasgo típico de los acontecimientos de crucial relevancia: la brecha entre el conocimiento histórico y los relatos sociales. Aun cuando el conocimiento histórico de dichos episodios pueda no ser objeto de fuertes controversias en el terreno de lo fáctico, los relatos sociales se multiplican y mantienen su pluralidad. Y como observa Federico Lorenz, “hay tantas memorias sobre Malvinas como islas tiene el archipiélago”. Pasadas las conmemoraciones por los 30 años de la guerra, podemos examinar los principales relatos que se hicieron presentes.

Así, pudieron distinguirse al menos seis relatos sobre la guerra. El primero es el de la gesta, que nos narra el episodio como una épica.

Las fuerzas armadas lucharon por la patria y los soldados conscriptos cumplieron con su deber. Esta lucha estuvo signada por el heroísmo. Y guiada por la causa Malvinas, narrativa nacionalista que relaciona estrechamente la recuperación de las islas con la identidad nacional.

Los cultores de la gesta provienen del campo del nacionalismo malvinero, de los cuadros militares y de parte de los ex combatientes, y es una narrativa que se sustenta en núcleos de activistas.

El segundo relato es el de la causa justa en manos bastardas ; la confrontación militar de 1982, fue justa y legítima, y el heroísmo estuvo presente, pero estuvo en manos de altos mandos corruptos, e incompetentes (y al cabo traidores); y los soldados, civiles o no, fueron víctimas de estos mandos, aunque combatientes heroicos. Este relato es muy ambiguo: repudia a la dictadura y los dictadores que comandaron la guerra, pero no sin reivindicar la propia guerra y sus protagonistas.

El tercer relato es el de la guerra absurda ; 1982 es algo que no encuentra explicación, que no puede, casi, ser relatado, que carece de sentido del principio al fin. Los soldados conscriptos son aquí víctimas, aunque no se sabe bien de qué victimarios (se plasma la imagen de los chicos de la guerra, infantilmente indefensos). Es este el relato literario por excelencia; sea como delirio sea como sin sentido, el absurdo es el registro principal de obras que vieron la luz a lo largo de estos treinta años.

El cuarto relato es el de la herida abierta, que también se hace presente en la literatura ; Malvinas sería como una pesadilla que aún no ha terminado, una confrontación en la que todavía luchan los antiguos protagonistas o lo hacen por interpósita persona (es el caso, por ejemplo, de Las islas , de Carlos Gamerro).

El quinto es el de la aventura militar ; este relato despoja completamente de los ribetes épicos al episodio, y la crasa irresponsabilidad de los mandos, la índole criminal de sus acciones, pasan a un primer plano; los soldados son víctimas con victimarios bien definidos: los mandos del ejército profesional y principalmente los dictadores. Este relato es el dominante en la actualidad; la guerra se presenta como un fenómeno recortado de toda determinación, como no sean los propósitos de corto plazo de los dictadores.

Y es claramente exculpatorio: las responsabilidades sociales con la ocupación y con la guerra son apagadas aquí por completo.

Por fin, un sexto relato es el de la represión; aquí el foco es puesto en las violaciones a los derechos humanos que afectaron a los soldados conscriptos . Esta narrativa aproxima la guerra con el terrorismo de estado, si bien no llega en esta aproximación todo lo lejos que debería, ya que omite la consideración de que un régimen despótico (un estado carente de legitimidad) llevó civiles a las islas y luego permitió su enfrentamiento, como acciones violatorias de los derechos humanos.

La conmemoración mostró que un relato social que se contraponga eficazmente a aquellos más potentes – el de la gesta y el de la aventura militar – está todavía ausente , aunque sin lugar a dudas los términos del debate interpretativo se ensancharon en esta oportunidad. El cuestionamiento del relato de la aventura militar conlleva – de eso se trata – una mejor identificación de las responsabilidades sociales. Y asimismo de la gravitación de la causa Malvinas: la aventura de 1982 sería ininteligible sin su vigencia en la sociedad argentina. Sin duda el establecimiento de estos nexos puede ser un eficaz revulsivo de la cuestión Malvinas de modo tal que la historia, la memoria y la política puedan entrelazar se de un modo más prometedor.

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