sábado, 27 de febrero de 2016

Un ex presidente uruguayo aconseja escuchar a los kelpers

Un ex presidente uruguayo aconseja escuchar a los kelpers

POLEMICO VIAJE A MALVINAS
La idea fue lanzada por Luis Lacalle, dirigente opositor que gobernó su país desde 1990 a 1995. Oficialmente, el gobierno de Uruguay apoya el reclamo de soberanía de la Argentina sobre las Islas.    


El ex presidente de Uruguay Luis Lacalle dijo desde las Malvinas que cuando se habla de soberanía, “la voz de las Falklands deben ser oídas”, más allá de que sea un asunto bilateral entre la Argentina y el Reino Unido. 
La agencia Mercopress, que cita las palabras del ex mandatario del Partido Blanco que gobernó el país vecino entre 1990 y 1995, afirma que el Ministerio de Relaciones Exteriores de Uruguay estaba al tanto de su viaje al archipiélago cuyo objetivo principal fue el de dar continuidad a la “vieja relación” entre su país y las Malvinas. El ex mandatario lanzó otra idea, además, por la que miembros de su partido están haciendo ya lobby: la instalación de un vuelo directo que una la capital de las Malvinas con Montevideo y San Pablo, que tenga después directo acceso a Miami y Madrid.
Lacalle viajó a las Malvinas junto al diputado Jaime Trobo, también del partido Blanco, quien tiene una relación fluida con las islas y una postura abiertamente pro kelper en la cuestión de la autodeterminación. Trobo, que ha viajado tres veces a las Malvinas viene sosteniendo hace rato la idea de que se establezca un vuelo directo entres Stanley (Puerto Argentino aquí) y Mount Pleasant, lo que podría considerarse más que irritativo para los argentinos. Trobo ha sido parte de las delegaciones políticas y empresarias que se reunieron varias veces con sus contrapartes en Malvinas.
“Esto podría matar dos pájaros de un tiro. Montevideo es el (destino) más cercano, y de San Pablo se puede ir a cualquier lado” dijo al Penguin News Lacalle sin mencionar Buenos Aires, como posibilidad.
Clarín intentó ubicarlo a su celular en las Malvinas, sin éxito hasta el momento. Ocurre que en su diálogo con la prensa isleña también contó un recuerdo poco conocido aquí:  “Durante mi gobierno se aprobó una conexión (aérea entre las las islas y su país) pero los argentinos estaban furiosos”.
Entonces gobernaba aquí Carlos Menem que tuvo una política de fuerte acercamiento a Londres y de seducción hacia los kelpers, aunque no faltaron choques por el conflicto de soberanía. Lacalle opinó que Mauricio Macri podría oponerse "menos" aesta idea de un vuelo de la conexión aérea con su país, aunque manifestó que no debía ser muy difundida. “Es tan normal porque los brasileños podrían querer alguna ganancia a través de la aerolínea. Montevideo y Stanley podrían prosperar con mejores comunicaciones, más negocios. Brasil también. ¿Por qué Argentina podría decir no? ¿Quizás por el sobrevuelo a través de su espacio aéreo?"
En el pasado, Uruguay y las Malvinas estuvieron conectadas por una barco que también iba a Gran Bretaña. Este cayó en desuso y fue Argentina la que proveyó el lazo aéreo con el acuerdo de comunicaciones de 1971, que se interrumpió con la invasión militar de 1982. Ahora los kelpers se comunican con Sudamérica por el vuelo semanal de Lan que va de Santiago de Chile a Punta Arenas y después a Mount Pleasant. Este pasa una vez por mes -de ida y de vuelta- por Río Gallegos, Santa Cruz.
La postura oficial del gobierno uruguayo es la de un fuerte apoyo al reclamo argentino a Gran Bretaña para que se converse de soberanía. También la de Brasil y el resto de la región. 

lunes, 22 de febrero de 2016

"Solo podremos resolver el tema Malvinas si tenemos agendas en común con Reino Unido"

edición impresa

La canciller anticipó la estrategia para encausar la relación con el Reino Unido. Además, remarcó la necesidad de avanzar en un acuerdo UE-Mercosur y habló del encuentro con Biden y Netanyahu

 La canciller participó en Davos en un panel sobre Latinoamérica
La canciller participó en Davos en un panel sobre Latinoamérica

La canciller argentina Susana Malcorra es una de las funcionarias más activas del Gobierno en el Foro Económico de Davos. Su tarea en el armado de la agenda presidencial resultó clave a la hora de cumplir con el objetivo de reinsertar a la Argentina en el contexto internacional. Hoy Macri será el primer presidente argentino desde la guerra de Malvinas en sentarse a hablar con el premier británico, en un intento por avanzar por un camino de entendimiento en diferentes temas que ayuden a destrabar la discusión por la soberanía del archipiélago. Pero también se reunirá con el vicepresidente de EE.UU. Joe Biden, con el tema holdouts de fondo; con el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu; la reina Máxima Zorreguieta; el presidente de México, Enrique Peña Nieto y los mandatarios de Francia, Irlanda, Suiza y Holanda. Y ayer, tras una jornada intensa, Malcorra dialogó de todos estos temas con El Cronista.

–¿Cómo ha sido el resultado del primer día de trabajo en Davos?
–Muy positivo. Hay mucho interés de otros países de entender qué está pasando en la Argentina. De proponer visitas con delegaciones de empresarios, para discutir cuestiones vinculadas no solamente a la agenda bilateral política, sino a la agenda de potenciales inversiones o comercio. Lo que se está notando es que hay un enorme interés que a través de estos contactos y contar la historia como la vemos nosotros debiera ponerse en concreto con gente viniendo y con inversiones comprometidas.

–¿Con quiénes estuvo reunida?
–Estuve con la canciller de Lichtenstein, de Noruega, de Suiza. Estuvimos recién en un panel hablando de Latinoamérica, algo que suscitó mucho interés. Se está moviendo la cosa.

–El presidente Mauricio Macri acaba de confirmar que la Argentina solicitará formalmente el ingreso a la OCDE, ¿cómo es el trámite, en concreto?
–En realidad hay un pedido para ingresar a la OCDE desde hace un tiempo (se realizó en los 90). Lo que tenemos que hacer es resucitar aquel pedido e iniciar el proceso. Incluso el Presidente estuvo hablando con la presidenta Michelle Bachelet en Santiago de Chile y ella le dijo que estaba dispuesta a darnos una mano para aprender de lo que habían hecho bien y los errores que habían cometido.

–¿Qué puede implicar el ingreso de la Argentina a la OCDE?
–Somos el único país del G20 que no está en la OCDE. Yo creo que lo que implica es utilizar todas las plataformas disponibles para hacer escuchar nuestra vos y entender la perspectiva de los demás y, sobre todo en función del G20, estar mucho más integrados a las discusiones que muchas de ellas se dan en el ámbito de la OCDE.

–¿Tiene previsto tratar con la comisionada de la Unión Europea el acuerdo entre el bloque y el Mercosur?
–La comisionada de la Unión Europea, Federica Mogherini, es mi par de las relaciones exteriores. Hay una comisionada que se dedica a las cuestiones de comercio con quien también me reúno, Malston, con ella es que voy a discutir el acuerdo UE-Mercosur y la presentación de las propuestas.

–¿La posición argentina es diferente a la de Brasil o a la del resto de los países del Mercosur?
–Tenemos una propuesta en común que es poner sobre la mesa las ofertas de las dos partes, simultáneamente y lo antes posible. Me encantaría poner las ofertas sobre la mesa en el primer trimestre del año. Con las cartas sobre la mesa empezamos a conversar.

–¿En qué tiempo esperan arribar a un acuerdo?
–Como todas las cosas esto lleva un tiempo de negociación pero el hito fundamental es descubrir las cartas.

–¿Qué tiene para ganar la Argentina con el acuerdo?
–Yo creo que el Mercosur tiene para ganar, como tiene para ganar cualquier acuerdo de integración. Implicaría agrandar nuestra cadena de valor, agregar valor exportable hacia Europa y también tener oportunidad de importar desde Europa cosas que necesitamos . Si uno cree en el proceso de integración tiene que utilizar todos los vehículos disponibles para integrarse y negar la existencia de la Unión Europea, cuando la UE simultáneamente está discutiendo con los Estados Unidos la integración sería un poco absurdo.

–¿A qué atribuye la demora?
–Hay múltiples razones. En el Mercosur hubo momentos en los cuales la Argentina no estuvo interesada, complementariamente hubo momentos en que otros socios del Mercosur no estuvieron interesados, todos nos escondemos detrás del otro. También es cierto que del lado de la Unión Europea la cuestión agrícola es un tema muy sensible. Y nosotros no podemos discutir un acuerdo de integración con la UE si el tema agrícola no está incluido. Hay posibilidades de echar un poquito de culpas a cada lado. Entonces llega el momento de decir hablemos seriamente y entendamos nuestras limitaciones mutuas. Y veremos como las vencemos. Hay cuestiones de tiempo que se pueden gradualizar, pero hay que hablar en concreto.

–¿Qué rescatan los funcionarios con los que ha estado reuniéndose?
–La mayor expectativa es la idea de una Argentina abierta, previsible y seria tratando de marcar posiciones sin ningún tipo de segunda intención. Diciendo las cosas como son y acordando lo que se puede acordar y estando de acuerdo en qué cosas uno no va a acordar, sin que una cosa o la otra signifiquen dejarse de hablar.

–¿Qué significa "un giro en la relación con Gran Bretaña", como dijo el Presidente?
–Nosotros tenemos un tema con Gran Bretaña complejo, innegable, que es el tema de Malvinas. Es algo en lo cual nosotros tenemos una visión y un mandato dado por la Constitución y vamos, como tal, a respetarlo y a defender nuestro punto de vista. Ahora, centrar nuestra relación con el Reino Unido solo en el tema Malvinas es como quedarnos con el vaso medio vacío. Quizá hasta el empezar a hablar de otros temas nos ayuda a encontrar salidas al tema Malvinas. Si mutuamente creemos que tenemos mucho más que perder que lo que tenemos para ganar si no resolvemos el tema Malvinas, solo lo vamos a poder hacer si tenemos otras agendas en común. Eso es lo que quiere el Presidente que hagamos: trabajar impulsando el tema Malvinas, pero mientras tanto avanzando en muchísimas otras cosas que la Argentina y el Reino Unido pueden tener como oportunidad.

–¿Cuándo renuevan los contratos de explotación petrolera en Malvinas no están volviendo a centrar la relación en ese tema?
–Eso es parte de lo que tenemos que conversar. La cuestión Malvinas es de múltiples capas. A lo mejor algunas pueden resolverse mucho más rápido que otras. Solo se pueden encontrar las soluciones a través del diálogo. Pero aparte del tema Malvinas y el Atlántico Sur hay muchas otras cuestiones que pueden ser de interés común y en eso tenemos que trabajar.

–¿Se prevé hablar de la posibilidad de darle una participación a la Argentina en la relación con a los isleños?
–Argentina tiene una visión sobre la cuestión de Malvinas que incluye el tema del tratamiento de la tierra como un espacio argentino. Entonces, el tema de los isleños es un tema muy delicado pero no me cabe duda de que si tuviéramos intención de resolverlo, podríamos encontrar alguna fórmula. Cuáles son las fórmulas conviene discutirlo primero con los colegas del Reino Unido.

–¿Qué significa la foto que tendrá mañana (por hoy) Macri y el primer ministro británico, David Cameron?
–Para nosotros es estar dispuestos a tender la mano en el reconocimiento de diferencias. Uno no tiene por qué sentarse a hablar con nosotros estando de acuerdo en todo. No estamos en principio cediendo en nada, pero estamos tendiendo una mano para hablar de todos los temas. Malvinas es un tema que nos interesa a nosotros y nos encantaría poder hacerlo.

–¿Tratará el tema holdouts en la reunión que mantendrá con el secretario de Estado de EE.UU, John Kerry?
–El viernes (por mañana) me reúno con el secretario de Estado de los EE.UU. Sin lugar a dudas nosotros expresaremos nuestra preocupación como lo hemos hecho abiertamente. Cuanto más claros, más directos, más innegable la posición sea y la expliquemos, menor chance de que haya malentendidos en el medio. Vamos a hablar con todo el mundo y ser consistentes con lo que decimos, tratando de que los otros nos entiendan bien y que, a través de la explicación, ciertas posiciones se flexibilicen.

–¿Remarcarán la posición de intransigencia de los fondos buitre en la negociación?
–Sin lugar a dudas, el Poder Ejecutivo y el Judicial en EE.UU. son independientes. Pero también hay que formar opinión. Eso no quiere decir que el presidente Obama lo vaya a instruir al juez Griesa ‘hacés esto’, no funciona así.

–¿Será un mensaje consistente de usted y el ministro Alfonso Prat-Gay con sus pares de EE.UU. y del Presidente con el vicepresidente Joe Biden?
–Sería terrible que no fuera así. Pero el tema de los holdouts no es el único tema. En la conversación entre Alfonso y el secretario del Tesoro será un tema muy importante, en la mía con el secretario Kerry será un tema. Todo en su justa medida pero lo vamos a tratar.

–¿Y con Netanyahu, en qué consistirá el encuentro?
–El primer ministro pidió verlo al Presidente. No escapa a ustedes que la comunidad judía en la Argentina tiene una significancia muy grande en temas de la sociedad en general, pero otros muy específicos con lo que pasó con la AMIA y la Embajada, pero seguramente va a ofrecer las posibilidades de cooperación, toda la cuestión de innovación y tecnología que Israel tiene mucho para ofrecer. Será una agenda amplia

Malvinas: cómo salir del lugar común

Debate.Vicente Palermo


Nuevo gobierno, nueva diplomacia y, ¡caía de su peso!, nueva agitación de las aguas de la política oficial sobre Malvinas. ¿Todo nuevo? Todo no. Nada tiene de nuevo que un gobierno nuevo crea que vale la pena aventurar una ofensiva diplomática por las islas: se parece al famoso tirarse un lance de los porteños, total, perdido por perdido, si algo le llegara a salir bien en esta cuestión, su ganancia de capital político, calcula, sería formidable.
Ya de por sí mostrarse ante la opinión pública interesado por la soberanía en Malvinas es, estima, menos peligroso que parecer apático. ¿Cómo, el gobierno de Cambiemos descuida la joya más preciada de la soberanía nacional? ¡Que no se diga! En realidad, los supuestos de este temor en términos de sensibilidad de la opinión pública son completamente arbitrarios: la causa Malvinas dice de sí misma que es inconmoviblemente popular, las encuestas (del tipo: ¿usted cree que las Malvinas son argentinas?) le dan la razón, naturalmente, y nadie puede imaginar nada nuevo.
Tampoco es nuevo el entusiasmo de los diplomáticos. El optimismo de los diplomáticos, a veces, no tiene límites. Especialmente cuando las expectativas de los políticos se conjugan con las convicciones de los hombres de embajada. Y este es ciertamente el caso: tenemos un cuerpo diplomático (con contadas excepciones) malvinero, muy malvinero (lo que es de lamentar). Cuando los políticos preguntan: y con Malvinas ¿podemos hacer algo? La respuesta es contundente y siempre la misma: ¡claro que sí! Manos a la obra, a la forja de una política de Estado.
Pero si el interés coyuntural de los políticos y el calor malvinero de los diplomáticos no son nuevos, tampoco lo son los contenidos de la nueva iniciativa para Malvinas en política exterior. En verdad, se exhuman en ella todos los tópicos que jalonaron nuestra política en la materia a lo largo de los años: lease back o retroarriendo, soberanía compartida, Ushuaia como “base de operaciones de los isleños”, comunicaciones, doble ciudadanía, educación y salud, etc. Y los mismos mitos, como el de que si las acciones llevadas a cabo desde 1971 hasta 1082 se hubieran sostenido, hoy la bandera argentina flamearía en las islas. Al tiempo que se bate en la tecla banal de los ositos Winnie the Pooh para ridiculizar la única iniciativa verdaderamente innovadora: la de los 90, que no consistió en “conquistar el corazón y la mente” de los isleños tanto como en abrir nuestro corazón y nuestra mente hacia ellos. Es lo que precisamos y podemos hacer. Creo que la única novedad de relieve que podría dejar atrás ese montón de tópicos y de mitos sería reconocer la entidad de los deseos de los isleños. Esto significa un compromiso firme con que las islas sólo podrían ser “recuperadas” si y cuando los malvinenses así lo quisieran.
Los frutos de la política exterior sobre Malvinas que se configura en el presente pueden ser dos. Lo más probable es que, una vez más, no pase absolutamente nada y la cuestión siga siendo un fantasma que se agite periódicamente. El Gobierno cree que por esta política completamente carente de imaginación no pagará costos, y probablemente tenga razón. Lo menos probable (a mi entender muy poco probable) es que se ingrese en un camino, con cualquier fórmula de “negociación”, en el que los británicos consigan hacer tragar a los isleños siquiera una pildorita de la amargura que ellos rechazan: cualquier fórmula de convivencia política con nosotros o cualquier hipótesis relativa a una lejana transferencia de soberanía. Extremadamente improbable, de acuerdo, pero imaginemos este trayecto proyectado al largo plazo. Así, si llegáramos a “recuperar” las islas al precio del resentimiento perenne (algo peor que el odio) de los malvinenses por haber ignorado sus deseos, ¿seremos más felices, más ricos, mejor integrados con el mundo? ¿Una mejor y más justa comunidad política? Lo dudo.
Apenas habremos cumplido el “mandato de la tierra”, mandato que no nos manda a ningún lugar como no sea al siglo XIX y se trata de una obstinación estéril, inútil para pensar el futuro. Lo que verdaderamente precisamos en relación a Malvinas es un cambio cultural. No son los isleños, somos nosotros los que tenemos que cambiar. Ya que hay una cláusula constitucional que nos manda, tenemos derecho a establecer las condiciones para cumplir con ella, las de una comunidad política que se respete a sí misma respetando la voluntad de un pequeñísimo grupo de ciudadanos de unas grandes islas.
Vicente Palermo. Politólogo. Conicet. Club Político Argentino

jueves, 18 de febrero de 2016

Las Malvinas generan cruces entre los políticos británicos

Histórico: líder del partido laborista inglés propuso negociar sobre las Malvinas

© Flickr/ David Stanley
Mundo
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Tensión entre Argentina y Reino Unido (31)
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El dirigente del partido laborista inglés, Jeremy Corbyn, reclamó una negociación sobre la soberanía de las islas Malvinas, en abierta oposición a la política del gobierno conservador de David Cameron.

En declaraciones a la BBC, Corbyn consideró “ridículo que en el siglo XXI nos metamos en algún enorme conflicto con Argentina sobre las islas que están enfrente de sus costas”.
Sobre los habitantes de las islas, Corbyn señaló que deberán tener "una enorme voz", pero señaló que “tiene que haber una discusión sobre cómo se puede crear algún arreglo razonable con Argentina". ”En el siglo XXI podemos hacer cosas mejores que ir a la guerra por estas cosas”, concluyó.
Desde 1982, Corbyn ha manifestado su posición crítica sobre la política inglesa frente a las Malvinas. Sobre la guerra, dijo que fue "una pérdida de hombres desempleados que fueron enviados a las Malvinas para morir” por la entonces primera ministra Margaret Thatcher, y también propuso “cierto grado de administración conjunta” sobre las islas. Es la primera vez que un líder del partido laborista propone una negociación con Argentina.
Ernesto Alonso, presidente de la Comisión Nacional de Ex-combatientes de las Islas Malvinas de la Argentina, consideró, en declaraciones a Sputnik Nóvosti, muy positivo que el líder laborista “se de cuenta que es necesario cumplir con las resoluciones de las Naciones Unidas y abrir la posibilidad al diálogo, algo que el gobierno actual de Gran Bretaña no hace”.
La Argentina reclama la soberanía sobre las islas desde 1833, cuando se inició la ocupación británica. El 2 de abril de 1982, el gobierno militar (1976-1983) inició la recuperación de las islas, pero Gran Bretaña, apoyada por la OTAN y Estados Unidos, respondió con la guerra que culminó el 14 de junio con la derrota de la Argentina.
“Lo de las Malvinas se va a resolver si Gran Bretaña se sienta a dialogar. Argentina plasmó en su Constitución su legítima e imprescriptible soberanía sobre las Malvinas, pero también estableció que su recuperación se hará en forma pacífica y respetando el modo de vida de sus habitantes”, señaló Alonso.
Sobre el referéndum realizado en 2013 en el que los isleños votaron su deseo de permanecer bajo soberanía británica, Alonso destacó que “los habitantes de las Malvinas son una población injertada”, y que por eso, las Naciones Unidas “no le otorgan la posibilidad de autodeterminación”, porque entienden que es una forma de colonialismo.

“Gran Bretaña no ha cumplido con más de 40 resoluciones de las Naciones Unidas. En 2015 se cumplieron 50 años de la resolución 2065, en la que, por abrumadora mayoría, la asamblea general reconoció que hay un sistema colonialista en las Malvinas y llamó a las partes a negociar”.
Para el veterano, el problema de las Malvinas es grave, porque se trata de la militarización del Atlántico sur. “A partir de 1985, con la instalación de la base militar de Mount Pleasant, existe una amenaza real en la región, que es una zona de paz”.
En las islas existe la mayor cantidad de militares del mundo en relación con la población: 1500 soldados por 3000 habitantes, informa Alonso.

“Te venden las Malvinas como si fueran Disneylandia, pero son un campo de entrenamiento para las últimas tecnologías militares, donde tienen presencia submarinos nucleares, desde donde Gran Bretaña tiene la capacidad de controlar el Atlántico Sur y América Latina. Las Malvinas son la puerta de entrada a la Antártida, y además, explotan los recursos de pesca y de petróleo del mar Argentino”.
“Tienen la población que necesitan en función de la usurpación y la explotación de esos recursos”, opina. “No son 3000 pastores de ovejas como en la tierra de Heidi, es una ocupación colonial”, y el camino para terminar con esta situación “es sentarse a negociar. Gran Bretaña no cumple con las resoluciones de la ONU porque pertenece al Consejo de Seguridad. Si Argentina, o cualquier otro país, no cumpliera con las resoluciones de las Naciones Unidas, ¿qué sucedería?”, se pregunta.


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domingo, 14 de febrero de 2016