sábado, 30 de junio de 2012

Aerolíneas

RESPUESTA DE LA CANCILLERIA BRITANICA A UNA PROPUESTA DE LA PRESIDENTA

Malvinas: Londres pone condiciones a la oferta de los vuelos de Aerolíneas

Pidió que sigan los de LAN. Y que vuelvan los charter que levantó Kirchner en 2003.

PorNATASHA NIEBIESKIKWIAT-29 de Junio de 2012 – Clarin
natashan@clarin.comEn las islas. Turistas en la Ross Road, en la capital de Malvinas. Condiciones a los vuelos de Aerolíneas.

En las islas. Turistas en la Ross Road, en la capital de Malvinas. Condiciones a los vuelos de Aerolíneas.

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El gobierno de Malvinas no aceptó una propuesta de Cristina Kirchner para que Aerolíneas Argentinas viaje a las islas, aunque al mismo tiempo se mostró abierto a un diálogo sobre el futuro de los lazos aéreos mutuos, y también sobre la cooperación en materia pesquera, otro pedido argentino. En ese tren, el archipiélago puso condiciones a la oferta argentina: dijo que quería seguir manteniendo el vuelo de LAN que semanalmente llega allí desde Chile y reclamó nuevamente que, como primer paso, Argentina libere los vuelos charter que la aerolínea trasandina hacía hasta que en 2003 el gobierno de Néstor Kirchner los prohibió.

“El gobierno de las Islas Falkland está dispuesto a evaluar el tema de los vuelos con el Gobierno Argentino, sujeto al compromiso del Gobierno Argentino de no procurar la supresión del vuelo de LAN Chile y de rever su política de prohibición de sobrevuelo de espacio aéreo argentino para vuelos chárter” señaló el Foreign Office ayer al transmitir la respuesta de las islas que se conoció a través de dos cartas.

Una de las misivas, fechada el 7 de junio, fue remitida a la embajadora en Londres, Alicia Castro por el director de los Territorios de Ultramar del Foreign Office, Colin Roberts.

Aclara el texto que, “conforme a la Constitución de 2008 de las Islas Falkland, las áreas de servicios aéreos y pesca son competencia del Gobierno de las Islas Falkland” .

Ello explica el contenido de otra primera misiva, con fecha 6 de junio, enviada a Londres por la consejera de la Asamblea Legislativa isleña, Sharon Halford.

Ambos contenidos, no exactamente iguales pero en la misma sintonía, se basan en el pedido que el 23 de abril pasado, a poco de presentar copia de sus cartas credenciales ante el Reino Unido, había hecho la embajadora Alicia Castro en persona ante Jeremy Browne, funcionario de la cancillería británica. Para que no queden “dudas”, el Reino Unido contesta ahora por la vía de su jefe de los territorios de ultramar.

Alicia Castro le había pedido a Browne renegociar los acuerdos pesqueros firmados por Londres y Buenos Aires en los noventa. Y también reiteró una sorpresiva oferta que Cristina hizo durante un discurso en marzo pasado.

Entonces la Presidenta dijo que quería tres vuelos mensuale s de Aerolíneas entre Aeroparque y Mount Pleasant. Sorprendió en medio de la política de endurecimiento hacia las islas: en octubre del año pasado, ante la Asamblea de Naciones Unidas, la Presidenta había amenazado a los isleños con cortarles los vuelos semanales de LAN, dando de baja los acuerdos de comunicaciones con Gran Bretaña que rigen desde 1999.

Se trata de la única conexión aérea del archipiélago con Sudamérica.

En realidad, la tensión entre Londres y Buenos Aires fue subiendo de tono a medida que se acercaba el 30° aniversario de la guerra por Malvinas.

La carta de la consejera Halford a Roberts, se queja las medidas argentinas. Y señala que las nuevas propuestas argentinas se producen “no en un contexto de cordialidad y amistad para con el pueblo de las Islas Falkland, sino en un marco de creciente hostilidad”.

Acusa a la Argentina de buscar dañar la economía. Pero al mismo tiempo dice que le “complacería recuperar” un espíritu de cooperación como el que existía cuando la Comisión de Pesca del Atlántico Sur estaba vigente. Esta unía científicos y funcionarios del Reino Unido, Argentina, con participación de los isleños.

Por su parte, la carta de Roberts a Castro le reitera que “las conversaciones sobre cooperación pesquera no deben utilizarse como foro para una discusión sobre soberanía, algo que el pueblo de las islas Falkland no desea”.

miércoles, 20 de junio de 2012

Cristina y Cameron se cruzaron en el G-20 por Malvinas

POR SILVIA NAISHTAT-Clarin

El británico le habló del plebiscito en las islas y ella le ofreció un texto con las resoluciones de la ONU. Pero Cameron se negó a aceptarlo.

Contacto I. El primer ministro británico se acercó a la Presidenta en un aparte de la cumbre del Grupo de los 20
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LOS CABOS. ENVIADA ESPECIAL - 20/06/12-Clarin

Sus primeras palabras fueron: “Quiero felicitarla por su apoyo a la conformación de un Banco Central Europeo como prestamista de última instancia”. Así se presentó ayer por su propia iniciativa el premier británico David Cameron ante Cristina Kirchner durante una pausa en las sesiones plenarias de los presidentes ayer a las 9,30 de Los Cabos, las 12,30 de la Argentina. Lo que sucedió en ese encuentro de 8 minutos que terminó en un cruce, fue relatado de manera similar por el canciller Héctor Timerman a los periodistas y por la versión que luego esparció la oficina de Cameron desde Londres.

Tras ese comienzo, Cristina Kirchner se quejó del pesimismo de los diarios europeos,especialmente los españoles, sobre las negociaciones de la Cumbre. Y Cameron fue directo al grano. Esto le habría dicho, de acuerdo a su oficina de prensa: “No le estoy proponiendo una discusión completa sobre las Falklands (Malvinas) pero tengo la esperanza que usted haya notado que ellos tendrán un referéndum y que usted respetará su punto de vista. Nosotros creemos en la autodeterminación de los pueblos y en actuar como demócratas, algo común a todos los miembros del Grupo de los 20”.

Cristina le respondió, según contó Timerman,extendiéndole un sobre con las 41 resoluciones de Naciones Unidas , desde 1965, sobre Malvinas.

Cameron no lo tomó en sus manos y le aclaró que no había ido a hablar de soberanía. Cristina, siempre según la versión del Canciller, le dijo: “No pretendo hablar de soberanía, sólo quiero dialogar tal cual lo ordena la resolución de Naciones Unidas, acá se las entrego, por si no las conoce ”.

En ese instante Cameron y en lo que fue su último gesto, dio la media vuelta y volvió a sentarse en su lugar.

Hubo pocos mandatarios que percibieron lo que había sucedido. Pero minutos más tarde ese cruce ya estaba en boca de todos.

Era la comidilla del Centro de Convenciones, un edificio de estilo futurista inspirado en el genial Oscar Niemeyer, que albergó a los presidentes durante las sesiones.

El episodio dio la nota en esta cumbre que finalizó ayer con recomendaciones para evitar que la crisis europea se profundice más aún (ver página 27) .

Según un analista, que solicitó el anonimato, Cameron, en lo que habría sido una táctica deliberada para tapar las lagunas de su propia realidad política, le brindó a la Argentina la oportunidad que había venido a buscar. Pese a que el canciller Timerman machacó con que el G-20 no es el ámbito para discutir Malvinas, Cristina Kirchner ya estaba preparada y había llevado el sobre con las resoluciones de Naciones Unidas que el británico rechazó.

Ayer fue la primera vez que ambos hablaron sobre el tema.

A los pocos minutos, Timerman y el vocero Alfredo Scoccimarro improvisaron una conferencia de prensa. Allí un periodista de la BBC le preguntó a Timerman si por la situación electoral los dos mandatarios no buscaban más votos. El argentino se ofuscó y le dijo: “No soy psicólogo. La Presidenta no se acercó al primer ministro David Cameron para dialogar sobre Malvinas, porque ésta es una reunión para hablar sobre la crisis europea. El que se acercó para hablar de un tema que no era de la Cumbre fue Cameron. El momento para hablar de la cuestión Malvinas fue la semana pasada cuando las Naciones Unidas convocó a Argentina y al Reino Unido a hablar sobre el tema en el Comité de Descolonización. El Reino Unido se negó a estar presente a un pedido de las Naciones Unidas”, dijo el funcionario.

Cuando se le preguntó por qué Cristina había traído a esta Cumbre el sobre con las resoluciones, respondió que “eran elementos de trabajo”.

Por cierto, Cameron ha sido la única voz de rechazo hacia la Argentina en esta Cumbre. Ya lo había manifestado el último lunes por la mañana en el cierre del encuentro de empresarios que se realizó en paralelo al de los presidentes. En ese momento enumeró una serie de reclamos y hasta hizo suya la queja por la expropiación de YPF. Ese mismo día por la noche, el premier inglés acusó de “colonialista” a la Argentina. Timerman lo tomó irónicamente, al recordar “las cuatro invasiones de su territorio que sufrió la Argentina por parte del Reino Unido” a lo largo de su historia.

Anoche los medios ingleses recordaban, por su parte, el llamado a plebiscito en el archipiélago para que los isleños definan su estatus político.

Se concretaría en la primera mitad de 2013.

Cameron les pidió que voten “fuerte y claro”.

Malvinas: el plebiscito y algunas reflexiones

POR LUIS PEDRAZZINI

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18/06/12 - 00:24 - Clarin

Extraña que Inglaterra, un país aparentemente culto, que ha sido el precursor del “derecho de la fuerza”, esgrima el argumento del plebiscito de los habitantes ingleses actuales de las Islas Malvinas, arrebatadas por la fuerza con un gobierno constituido y habitantes pertenecientes a la República Argentina. Una comparación grosera, sería la de efectuar una consulta popular a los simpatizantes de Boca o River ¿de qué equipo prefieren ser socios?
Argentina debe ocupar el reconocimiento de los grandes hombres diplomáticos que establecieron reglas de derecho internacional en América y en el mundo, como Alberdi, Drago, Sáenz Peña, y no me olvido del que sentó las bases: “La victoria no da derechos”. Si lo hubieran tenido en cuenta, la Segunda Guerra Mundial se podría haber evitado.
Hoy debemos consolidar con Chile una alianza con proyectos binacionales sobre la Antártida, antes que sea tarde.

lunes, 18 de junio de 2012

Bienvenido el plebiscito

Por Rodolfo Terragno ESCRITOR Y POLITICO

17/06/12 - Clarin

El derecho de autodeterminación corresponde a los pueblos, no a las poblaciones.

Así lo reconoce el derecho internacional Un grupo que desea pertenecer al estado colonial “no es un pueblo y, por lo tanto, no tiene derecho a la autodeterminación” (Rosalyn Higgins, británica, ex presidente de la Corte Internacional de Justicia).

Población y pueblo son dos cosas distintas. Para convertirse en pueblo, los habitantes de un territorio deben “considerarse a sí mismos como una sociedad distinta de la sociedad del país que ocupa ese territorio” (Hurst Hannum, Berkeley).

Esos pobladores necesitan tener una “identidad cultural” que los diferencie claramente del país al cual pertenecen (Anthony Simpson, Comisión Internacional de Juristas, Ginebra).

Deben ser (o descender de) habitantes “autoctonos”; es decir, grupos que vivían en las islas antes de la invasion colonial (Wolfgang F. Danspeck Grubel, Instituto de la Autodeterminación, Liechestein).

Hace falta que se consideren “victimas” de una “opresión” y quieran “separarse” del poder colonial. (Pete Radan, Macquarie University).

El diplomático inglés Denzil Dunnet (Instituto Real de Asuntos Internacionales, Londres) recordó, en un trabajo publicado por International Affaires, la posición que tuvo, sobre este tema, el ex Primer Ministro británico Edward Heath (conservador; predecesor de Margaret Thatcher). Basado en esos principios de derecho internacional, dijo en el Parlamento que los habitantes de las Malvinas no tienen derecho de autodeterminación.

Los isleños, al votar como es previsible que voten, probarán que no reúnen ninguno de los requisitos para gozar de ese derecho. Dirán que : Desean pertenecer al estado colonial.

No se consideran distintos a la sociedad del Reino Unido.

No poseen identidad cultural.

No descienden de un pueblo autóctono.

No se sienten víctimas de una opresión.

No quieren la independencia.

Demostrarán, así, algo que la Argentina ha sostenido siempre: que ellos isleños no forman un pueblo y, por consiguiente, carecen del derecho de autodeterminación.

Como británicos, que son y han de proclamarse, no podrían tampoco ser árbitros en un conflicto entre su país y la Argentina.

Llama la atención que la Presidenta y otras figuras políticas se hayan indignado ante el anuncio del plebiscito.

La Argentina debería celebrar que se le de la razón.

Pero hace lo contrario.

Hablando en el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas, la señora de Kirchner se preguntó: “¿Por qué [los británicos] no van a plantear un referéndum a Irak y Afganistán?”. Esto implica que deberían hacerlo en aquellos países y, en verdad, sería deseable que se les diera a irakíes y afganos el derecho de elegir su destino. Esos sí que son pueblos, con genuino derecho a la autodeterminación.

Fue poco feliz ponerlos (o dejar creer que están) en el mismo plano que a los pobladores de Malvinas.

Sin duda la señora de Kirchner no quiso equipararlos. Acaso la haya traicionado su tendencia al discurso improvisado, aun en cuestiones diplomáticas que requieren medir cada palabra.

En todo caso, es hora de que la Argentina advierta cuándo las actitudes del Reino Unido y los isleños la perjudican, y cuando involuntariamente la favorecen.

La ley británica ya no considera a los pobladores del archipiélago, como había hecho durante largo tiempo, “ciudadanos de un territorio de ultramar”. Los reputa ciudadanos del Reino Unido.

Estos ciudadanos, residentes en el Atlántico Sur, sienten el orgullo de ser británicos y ahora podrán ratificar su pertenencia con el voto.

Cuando la ley británica dice lo que dice, y los pobladores de las islas aceptan con su voto tal condición, todo se vuelve a favor de la posición argentina.

Que los isleños se declaren parte del Reino Unido no significa que pertenezca a su país el suelo que pisan.

No pueden ser jueces y parte.

Lo que hacen es demostrar (sin quererlo) que el derecho de autodeterminación no les asiste.

Malvinas y Georgias

Los planes de Londres: referéndum en Malvinas y desratizar las Georgias

Por Natasha Niebieskikwiat-Clarin
La campaña sanitaria de 7 millones de libras busca proteger a las aves autóctonas.

Pingüinos sí, ratas no. Gran Bretaña quiere eliminar los roedores , introducidos por marinos en el siglo XVIII.
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17/06/12 - Clarin

Por exótico que parezca, si para las Malvinas –con aval de Londres– los isleños resolvieron un referéndum para definir en 2013 el estatus político que desean, para las menos mencionadas Islas Georgias Gran Bretaña prepara la campaña de desratización más grande que se haya conocido en la historia .

Sí. Entre el año que viene y 2014 intentarán erradicar las ratas que fueron introducidas involuntariamente por los marinos que exploraron los mares del sur en el siglo XVIII.

Los roedores han hecho estragos en uno de los paraísos naturales menos dañados del mundo por la actividad humana y uno de los nidales para aves marinas cruciales del planeta, no pocas de ellas en extinción.

Las ratas se reprodujeron comiendo huevos y pichones y hoy son millones, según relataba el diario The Financial Times , al informar sobre el proyecto, que ya tuvo una fase primera desconocida hasta ahora, en marzo de 2011. Y otra experiencia en una de las islas de Nueva Zelanda- Son sabidas las políticas de Estado sostenidas por el Reino Unido para sí y para sus colonias devenidas en Territorios de Ultramar. Estrategias por períodos y ciclos. En 2010 comenzó para las Georgias y Sandwich del Sur –SGSSI- un programa de cinco años que, entre varios puntos, prepara un ambicioso programa de conservación en las islas del Atlántico Sur reclamadas junto a las Malvinas por la Argentina.

Todo está rigurosamente estipulado, incluso bajo la crisis que ha llevado a Londres a recortar las actividades de la mítica British Antartic Survey, tan presente en los mares del Atlántico Sur.

Pero el año pasado, el Reino Unido dio un paso más en su ampliación unilateral en la zona de disputa al anunciar la creación de una reserva ecológica de más de un millón de kilómetros cuadrados de océano alrededor de las Georgias y las Sandwich del Sur, con el objetivo de “proteger el frágil ambiente”.

La zona, sin pobladores, es un hogar privilegiado para pingüinos, albatros, petreles, patos exóticos, gaviotas, cormoranes, además de focas y ballenas.

La descomunal campaña de desratización tendrá lugar entre 2013 y 2014 y apunta, con fines políticos, a reconstruir la fauna de aves afectadas por los roedores.

Según explicó el científico Tony Martin al Financial Times, el programa costará 7 millones de libras y será financiado por el llamado Fideicomiso de las Georgias del Sur –administradas desde las Malvinas– y a él contribuirá el Departamento de Medioambientes y Asuntos Rurales de Gran Bretaña.

Según el programa, helicópteros arrojarán desde el aire cebos con brodifacum, un poderoso veneno que le produce a las ratas hemorragias internas y otras fallas orgánicas que las conduce a la muerte. Según el Times, en marzo de 2011 ya hubo una experimento en un área de 132 kilómetros cuadrados de las Georgias que permanece aislado por glaciares. Se arrojaron 55 toneladas de veneno y por ahora ya no hay más rastros de roedores aunque sí signos de restitución de la fauna.

Para 2013 y 2014 arrojarán 300 toneladas en toda la isla, con el riesgo, afirman los científicos, de que algunas aves carroñeras mueran también.

Otros de los asuntos poco conocidos de este programa es cómo eliminar a una población aproximada de 3.000 renos que fueron introducidos por los balleneros a principios del siglo XX. Los biólogos responsabilizan a estos mamíferos de devastar la vegetación local, y según el Times se analizan dos posibilidades: encerrarlos en corrales con fines domésticos. O el exterminio con disparos desde el aire.

viernes, 15 de junio de 2012

A 30 años de Malvinas

“Para la rendición de los argentinos usé tácticas que se usan con terroristas”

Por Maria Laura Avignolo-Clarin

Sir Michael Rose parlamentó con un capitán de la Armada. “Evitamos dejar la capital en ruinas”.

Rose. El general británico, en la entrevista con el Daily Telegraph.
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París. Corresponsal - 15/06/12 - Clarin

Treinta años atrás, un oficial británico del SAS, las fuerzas especiales británicas, cuya vida se ha transformado en una leyenda, les pidió la rendición a los argentinos en las islas Malvinas. Sir Michael Rose, un veterano de todas las guerras más que condecorado y entonces comandante del 22 Special Air Service Regiment, recibió la misión de sus superiores de contactarse con los militares argentinos para negociar su derrota.

En una entrevista con el diario conservador británico The Daily Telegraph , relató su sorpresa cuando gritó por la radio que quería hablar con un oficial argentino en inglés. Se encontró con una voz educada, en “impecable inglés”, que el identificó como educado en “Eton o Harrow”, los dos aristocráticos colegios británicos.

El interlocutor era el capitán Barry Melbourne Hussey, de la Marina argentina, que el general Mario Benjamín Menéndez había incorporado a su administración en la gobernación de las islas. Durante cinco días, Hussey y Rose negociaron para evitar que, según la visión del británico, la capital de las islas se convirtiera en una ruina humeante.

Nunca Rose había querido discutir los entretelones de la rendición hasta ahora, ni con la prensa británica ni con la prensa argentina, a la que se niega a recibir amablemente.

Al diario británico le explicó que durante las negociaciones r ecurrió a tácticas que había usado cuando negociaba con terroristas , durante el sitio a la Embajada iraní en Londres –en 1980– para persuadir a Menéndez de entregar la guarnición y que sus 10.000 militares depusieran las armas.

“Yo me di cuenta que estábamos yendo a una situación de rehenes terroristas”, dijo Rose al Daily Telegraph. “Los rehenes eran los dos mil civiles de Port Stanley (sic), expuestos y rodeados por el Ejército Argentino y nosotros rodeándolos a ellos. Yo usé todos los argumentos psicológicos que se usan con terroristas para esta situación. Yo estaba práctico en esto por lo que había pasado dos años antes”.

El primer acercamiento para la rendición se hizo el 9 de junio.

Las municiones y la logística británica estaban en serias dificultades , los británicos preparaban una serie de brutales ataques y Rose había recibido la instrucción del comandante Jeremy Moore de que, si encontraba un camino para rendir al enemigo, lo usara. Así inició una acción psicológica que duraría cinco días.

“Nosotros tenemos que discutir cosas de interés común. Tenemos que llegar a un punto donde podemos hablar de detener la batalla”, dijo Rose a Hussey por la radio.

Hussey, a quien los isleños consideraban “humano” según Rose y descendía de británicos, acordó comunicarse con él cada día a la 1 de la tarde. Mientras tanto caían en manos británicas Mount Longdon, Harriet, Dos Hermanas, Tumbledown y Wireless Ridge. El general Menéndez autorizó que Rose volara a la capital en un helicóptero, a donde llegó con un teléfono satelital, que le permitía comunicarse directamente con Margaret Thatcher y su gabinete de guerra, vía los cuarteles del SAS en Hereford.

Inicialmente Menéndez dijo que él rendía las islas del este pero no las del oeste del archipiélago. Rose se negó y respondió que la rendición “sería honorable. Usted va a irse de este país con la cabeza alta”, le dijo.

El general argentino insistía en que sus oficiales debían mantener sus pistolas ‘como reaseguro contra sus propios hombres’”, según Rose.

“No, no, no. Si usted se rinde, se rinde con todas las armas”, respondió el británico. Luego, Rose le propuso mantener las pistolas pero sin munición.

Menéndez quería regresar en barcos argentinos al continente y el gobierno británico se negó. Rose aceptó que borraran la palabra “incondicional” del documento de la rendición. Seis horas después, las negociaciones habían terminado.

“Esta ha sido una guerra que ha sido peleada sin odios” , le dijo Hussey a Rose, café de por medio.

La ceremonia de rendición se prolongó porque no sólo debía estar Jeremy Moore sino que el almirante Sandy Woodward quería participar en ella y debía volar especialmente.

“Yo dije: “No sea ridículo. Nosotros no podemos tener la posibilidad de que la guerra comience nuevamente por que nos falta un almirante” relató Rose.

El oficial Rose encontró en la oficina de Menéndez la foto del general Leopoldo Galtieri. La metió dentro de un placard y allí se encontró con un retrato intacto de la reina Isabel y la colgó en su reemplazo.

Referendum kelper

POLÍTICA
ISLAS MALVINAS

Los kelpers realizarán un referéndum sobre el "estatus político" de las Malvinas

Lo anunció el presidente de la Asamblea Legislativa de las islas. Dijo que es para demostrar que los isleños quieren seguir perteneciendo al Reino Unido. El gobierno británico ya anunció que respetará el resultado de la votación.

La intención de realizar una consulta a los habitantes sobre el "estatus político" de las islas fue confirmada por Gavin Short, presidente de la Asamblea Legislativa Local junto a Jeremy Browne del Foreign Office.

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12/06/12 - 10:16-Clarin

Los habitantes de las islas Malvinas serán convocados el año que viene a un referéndum sobre su “estatus político” con el que el gobierno británico de las islas busca abiertamente demostrar a la Argentina que los kelpers quieren seguir siendo súbditos del Reino Unido. Apenas se conoció la noticia, el primer ministro británico, David Cameron, se apuró a prometer que respetarán el resultado de la votación.

La realización de un referéndum “en la primera mitad de 2013” fue anunciada en Puerto Stanley por el actual presidente de la Asamblea Legislativa de las islas, Gavin Short, quien se encargó de señalar que la votación tiene “el absoluto respaldo del gobierno británico” y que apunta a demostrar “sin ninguna duda” que el deseo de los isleños es seguir perteneciendo al Reino Unido y no “ser gobernados por Buenos Aires”.

“Celebramos este referéndum no porque tengamos ninguna duda de quiénes somos y de qué futuro queremos, sino para mostrar al mundo cuán seguros estamos sobre ello”, declaró Short durante una conferencia de prensa que brindó junto al secretario de Asuntos Exteriores del Foreign Office Jeremy Browne, quien se encuentra de visita oficial en las Malvinas por el 30 aniversario del final de la guerra.

“No tengo ninguna duda de que el pueblo de las Falklands (sic) deseará que las islas sigan siendo un territorio de ultramar del Reino Unido con su propio gobierno. Ciertamente no tenemos ningún deseo de ser regidos por el gobierno de Buenos Aires; ese hecho es obvio para todo el que visita las islas y nos escucha. Pero nos preocupa que no todos pueden venir a estas hermosas islas y ver la realidad por sí mismos”, añadió.

Desde Londres, Cameron ya dijo que el Reino Unido “respetará y defenderá” el resultado de la votación. Y en las islas, Browne enfatizó: “Sólo el pueblo de las Falklands (sic) puede decidir cómo quiere ser gobernado. Por eso respaldo ampliamente esta iniciativa. De hecho, creo que llega en un momento muy significativo y le permitirá al pueblo de las islas enviar un mensaje claro a la Argentina y a toda la comunidad internacional de que son los únicos dueños de su destino”.

El anuncio se conoce justo cuando la presidenta Cristina Fernández de Kirchner está a punto de viajar a Nueva York para representar a la Argentina en la sesión por Malvinas del Comité de Descolonizaciónde las Naciones Unidas.

En el marco de los reclamos argentinos por la soberanía de la islas y de la reciente escalada diplomática con Gran Bretaña, más de una vez se enarboló la eventual celebración de un referéndum como una amenaza por parte de quienes defienden la postura del actual gobierno kelper de las islas.

El referéndum, según sus impulsores, apunta a poner fin al contencioso con la Argentina. Pero en todas las ocasiones previas en las que se blandió la eventual votación como una amenaza, la Argentina se encargó de cuestionar la trascendencia de tal votación con el argumento de que la misma no alcanzaría para negar los derechos que reclama históricamente la Argentina en el Atlántico Sur.

A 30 años del fin de la guerra

“Sentí alivio y no me da vergüenza”

POR NATASHA NIEBIESKIKWIAT

El 14 de junio de 1982 estaba en la capital de las Islas y dice que nadie les anticipó la rendición.

Soldado. Bianchi afirma que en Malvinas “ni sabíamos usar las armas”. (Daniel Forneri)

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14/06/12-Clarin

Hacia la madrugada del 13 de junio de 1982 ya habían caído las primeras nevadas en las Malvinas cuando al amanecer del otro día apareció el primer soldado cabizbajo por la Ross Road de Puerto Argentino. Después bajó otro, y luego uno más. Cinco, diez, veinte. Pronto serían cientos los jóvenes mugrientos, cubiertos de agua nieve y exhaustos que deambulaban por las calles del pueblo. El evidente repliegue llamaría pronto la atención de sus compañeros apostados en las posiciones de la capital de las Islas, porque no habían visto situación semejante desde el desembarco en el archipiélago del 2 de abril.

Entre aquellos sorprendidos que ahora, en un largo testimonio cuenta a Clarín , estaba Guillermo Bianchi, hoy ingeniero , y entonces soldado-colimba bajo el mando de la X Brigada, que conducía el general Oscar Yofre.

“Nos llevaron sin explicaciones y se rindieron en silencio” , dice Bianchi para reflejar el quiebre de cabo a rabo entre los altos mandos y los soldados argentinos. Debido a esto también es que la tropa debió deducir o saber de manera informal que los generales Jeremy Moore y Mario Benajamín Menéndez había establecido un alto el fuego, al que sucedió la rendición argentina.

Bianchi cuenta que aquellos soldados aparecidos son los que ya se habían replegado por orden o por la desbandada de sus jefes a quienes por cierto muchos ni obedecían. “Entre el 11 y el 13 de junio ni hablábamos de la rendición pero el ataque británico sobre los cuarteles de Moody Brook (improvisado cuartel de los mandos argentinos) y la batalla de Monte Longdon nos había dejado impotentes. Ya sabíamos que estaban por llegar a nuestras posiciones y no estábamos preparados.

No sabíamos ni usar las armas ”, señala, para luego recordar que días antes habían advertido una situación llamativa cuando un isleño los increpó al grito de que ya estaban llegando los británicos a “liberarlos” y a expulsar a los argentinos.

Aunque en los alrededores de la capital siguieron algunos combates,avanzado el 14 de junio les llegó la noticia de la rendición . Advierte como curioso que igual sus jefes le ordenaran seguir de guardia, con su fusil al hombro, en la posición que ocupó desde iniciado el conflicto: en el área de operaciones del comando que dirigía los combates. Poco después vendrían los “saqueos” a los containers donde los generales escondían insólitamente ropa, comida, chocolates, bebidas.

Bianchi no participó, pero saboreó unos tragos de Tía María. La aparición de los ingleses en la capital fue discreta. Incluso le permitieron seguir de guardia y con el arma hasta que al día siguiente , ya agrupándose por los galpones de las Falkland Islands Company los argentinos debieron entregar el armamento. Fotos sobran de aquel momento. Después, lo embarcaron de regreso en el buque Canberra.

Bajo la estructura del CECIM-La Plata, Bianchi confiesa hoy: “ Sentí alivio y no me da vergüenza , porque era el deseo de que algo pasara y modificara el rumbo de lo que estaba ocurriendo. Ya no quería seguir encerrado ahí. Pero esto que te digo es igual muy personal y abstracto.”

Cristina renovó el reclamo por la soberanía de Malvinas

MALVINAS

“Lo único que estamos pidiendo es que se sienten a negociar”, dijo la Presidenta ante el Comité de Descolonización de la ONU. “Las guerras no se celebran”, se quejó por los festejos que hicieron los isleños al recordar los 30 años de la rendición argentina. 

Cristina: "Queremos la reanudación de las negociaciones". (TN)

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14/06/12 - 18:34 Clarin

Fuerte reclamo de Cristina Kirchner en la ONU. Y también, indignación. La Presidenta se mostró ofuscada por las celebraciones que hicieron en el Reino Unido y en Malvinas para recordar los 30 años del final de la guerra de 1982. "Ver ondear esta mañana la bandera de los que ellos llaman las "Falklands" me dio vergüenza ajena", dijo la mandataria y agregó: "Las guerras no se celebran".

La Presidenta se refería así a que esta mañana,en la residencia oficial del primer ministro británico, David Cameron, pusieron a flamear la bandera del Reino Unido y la de las "Falkland Islands", en señal de apoyo a los habitantes del archipiélago que hoy celebraron el "Día de la Liberación".

Cristina hizo estas declaraciones ante el Comité de Descolonización de Naciones Unidas en Nueva York a donde llegó hoy para convertirse en la primera presidenta en participar de este foro al que suelen asistir funcionarios de tercera y cuarta jerarquía.

"Lo único que estamos pidiendo es que se sienten a negociar", insistió Cristina al reclamar, una vez más, que el Reino Unido muestre buena voluntad para discutir sobre la soberanía de las Malvinas.

La presentación de la Presidenta ante el Comité, conocido también como C24, fue para reclamar por la soberanía de las Malvinas, justo cuando se cumplen 30 años del fin de la guerra con el Reino Unido por el dominio del archipiélago.

Cristina llegó acompañada de una nutrida delegación entre las que se encuentran legisladores de diferentes partidos políticos nacionales.

La jefa de Estado argentina se reunió previamente con el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, antes de la sesión sobre las Malvinas en el llamado Comité Especial de Descolonización.

Tras escuchar a una serie de oradores que respaldaron la posición argentina, Cristina se dirigió al Comité e hizo un repaso histórico de los lazos entre las islas y el continente. También hizo referencia a la geografía que los une.

Cristina dedicó gran parte de su discurso a recordar las negociaciones que en 1974 se llevaron a cabo entre la Argentina y el Reino Unido. Se refirió a la propuesta enviada por Londres al entonces presidente Juan Domingo Perón para una administración conjunta del archipiélago que le hubiese otorgado la doble nacionalidad a los isleños, entre otros puntos.

"Queremos la reanudación de las negociaciones, ¿qué culpa tenemos nosotros de lo que nos pasó a los argentinos en 1976?", dijo una vehemente Cristina, en referencia al golpe de estado que derrocó a la presidenta María Estela Martínez de Perón tras la muerte de su esposo y que derivó en el fin de las negociaciones.

El legislador Mike Summers, uno de los ocho representantes de la población de las islas enviados a Nueva York para dar su visión ante el Comité, señaló que defenderán sus derechos a mantener intacta su relación con el Reino Unido y a la autodeterminación, que esperan ejercer en 2013 en un referéndum.

"La autodeterminación es un derecho humano universal y esperamos que los miembros del comité no se centren en Argentina ni el Reino Unido, sino en el bienestar de los malvinenses. Ese es un mandato", dijo a la agencia de noticias EFE Summers, integrante de la Asamblea Legislativa de las islas.

Hoy, la Presidenta solicitó al Reino Unido a través de una publicación en el diario londinense "The Times" que "le dé una oportunidad a la paz" y poner fin al colonialismo británico en las islas Malvinas mediante el diálogo.

La publicación de la solicitada lleva como título "Terminemos con el colonialismo cumpliendo las resoluciones de Naciones Unidas" y lleva la firma de la mandataria.

En tanto, en un acto en nuestro país, el vicepresidente a cargo del Poder Ejecutivo, Amado Boudou, afirmó hoy que la presencia de Fernández de Kirchner en el Comité de Descolonización por la soberanía de las Islas Malvinas "es continuar una lucha con las armas de la democracia que la presidenta esgrime por el mandato popular".

"Esta acción no es parte de una política aislada sino un correlato con las medidas llevadas a cabo internacionalmente y que permiten el reclamo nacional sea acompañado por todos los países de UNSUR," afirmó al encabezar un acto en conmemoración a los 30 años de la finalización del conflicto bélico en la localidad de Pilar y en lo que fue su reaparición pública, en medio de los conflictos que rodean al vicepresidente.

Por su parte, desde Nueva York, el diputado Martín Sabbatella, dijo aClarín.com que "es un hecho histórico y trascendental que la Presidenta hable en el Comité de Descolonización". Y que Cristina "expresa la voz del conjunto del pueblo argentino", al rescatar la presencia ante la ONU de la mayoría de las fuerzas nacionales.|

miércoles, 13 de junio de 2012

Referéndum con resultado cantado

Por RICARDO KIRSCHBAUM, EDITOR GENERAL DE CLARÍN

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13/06/12 - Clarin

Dos días antes de que Cristina Kirchner pronuncie un discurso ante el Comité de Descolonización de Naciones Unidas –una intervención inédita en ese ámbito, reservado a oradores de menor jerarquía– los pobladores de Malvinas anunciaron la realización de un referéndum para averiguar si los isleños quieren seguir siendo súbditos de Isabel II . Va de suyo que los promotores de esa consulta, que inmediatamente fue respaldada por el primer ministro David Cameron, descuentan el resultado favorable al mantenimiento de la ciudadanía británica .

Cristina hablará en la ONU mañana, 14 de junio, día de la rendición de las tropas argentinas en las Malvinas, hace treinta años. Es obvio que el anuncio de los isleños, en sintonía con el gobierno británico , está dirigido a demostrar que el deseo de los pobladores no se modificará .

El referéndum forma parte de un conjunto de pasos dirigidos hacia la autodeterminación de las islas, objetivo explícito tanto de sus pobladores islas como de Gran Bretaña.

Margaret Thatcher, ex premier británica, les otorgó a los isleños la plena ciudadanía , al cumplirse el 10° aniversario de la guerra.

Los británicos especulan con el impacto que puede tener la autodeterminación en las Naciones Unidas. Una gran cantidad de países que la integran son ex colonias que se han independizado y “autodeterminado”.

El argumento argentino ha sido, desde siempre, que las Malvinas integran el territorio nacional y que cualquier injerto para fracturar esa integridad afecta los “principios y objetivos de las Naciones Unidas” .

Así lo establece la resolución 1514 de diciembre de 1960. En plena guerra, Argentina intentó hacerla valer sin éxito en la negociación con el ex secretario de Estado norteamericano, Alexander Haig.

Esta disposición junto con la resolución 2065, obtenida durante el gobierno de Arturo Illia, exhorta a Londres y Buenos Aires a negociar la disputa de soberanía .

Pero Gran Bretaña se resiste a volver a negociar.

lunes, 11 de junio de 2012

Civiles en la guerra de Malvinas

El puente aéreo a Malvinas: la odisea de los civiles en la guerra

Por Gonzalo Sánchez - Clarin

Cómo trasladaron las tropas a las islas. Entre el 11 y el 29 de abril de 1982, se enviaron 6.500 conscriptos a Malvinas en aviones Boeing 737 de Aerolíneas, únicas naves de gran porte capaces de aterrizar en Puerto Argentino. Hablan los pilotos.

Cuarteto. Los ex pilotos de Aerolíneas que volaron a Malvinas con conscriptos: César Gatti, Eduardo Blau, Osvaldo Cánepa y Alberto Paracampo.
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11/06/12 - 00:45 -  Clarin

Había un momento en el que las nubes se corrían y el avión comenzaba a descender en medio de esa geografía de confín, destemplada, monótona. Entonces, dentro del fuselaje, donde el aire era espeso y donde el olor del miedo y de la transpiración de los soldados se volvía insoportable, comenzaba a escucharse un rumor de asombro. A través de las ventanillas, empezaba a configurarse el contorno de las islas Malvinas y esa imagen de manual educativo ahora se volvía palpable para los pasajeros. Dejaba de ser el recuerdo de un dibujo sobre un mapa de escuela y se materializaba en colores: la terrosidad de la estepa, el verde opaco de la turba, los cayos, las bahías, los accidentes costeros inclasificables, y una pista de aterrizaje, brillante por su propia humedad, pero también gris y breve, como una calle muerta, al fondo del fondo.

Dentro del avión se callaban todos, apretujados los cuerpos uno encima del otro, en un espacio desprovisto de toda comodidad, y algún sargento pegaba el grito, un alarido de euforia : “¡Viva la Patria, carajoooo!”. Y los colimbas devolvían un “¡Viva!” atolondrado y temeroso. El sonido impactaba en el interior de la cabina del 737 de Aerolíneas Argentinas, donde no había tiempo para emociones. A esa altura, los pilotos se preparaban para una maniobra de máxima tensión: el aterrizaje de la nave en una plataforma minúscula de sólo 1.250 metros de largo. Luego venía la sacudida del contacto con el suelo, la desaceleración bestial, el comienzo de otra historia.

Los comandantes civiles que condujeron ese y otros vuelos similares están sentados ahora en el living de una casa de la zona norte, repasando los hechos frente a Clarín. El tiempo hizo su oficio: no hay huellas de juventud en las caras de Eduardo Blau, Osvaldo Cánepa, César Gatti y Alberto Paracampo, pero el relato se revitaliza a medida que lo recrean e insisten con una idea que no los suelta: sienten como si los vuelos hubieran sucedido ayer. Es otro caso de colaboración civil, que apuntala, 30 años después, una historia ahora más conocida: la de la participación de Aerolíneas Argentinas durante el conflicto con los ingleses.

De movida, las operaciones se desdoblaron. Casi en simultáneo con la recuperación de las islas, el Gobierno pidió los aviones de la compañía para diferentes misiones. Los 707 (como contó Clarín en febrero) fueron enviados a Libia e Israel a buscar armas en operaciones de carácter confidencial y a los 737 les quedó una faena más pesada: el puente aéreo a las islas, es decir, el traslado de las tropas desde el continente hasta el corazón del territorio en disputa.

Vale aclarar: los hechos suceden en una época previa a las hostilidades, atravesada por cierto espíritu de victoria. Un tiempo donde los hombres operan movilizados por una cierta pulsión patriótica y sin cuestionarse demasiado nada, ajenos a los planes de una dictadura que, justamente, carece de planes. “Yo me veo en la cabina –explica Eduardo Blau– tomando mate en pleno vuelo con uno de los jefes militares y recuerdo la charla. El tipo me decía que no estábamos trasladando tropas para ir a la guerra. Ellos pensaban que los ingleses no iban a venir”.

Los comandantes que llevaron adelante la tarea integraban la flota 737 de Aerolíneas en 1982. Eran los pilotos de los destinos de cabotaje de la compañía. Promediaban los “treintaypico” y sólo querían volar un día para hacerlo de nuevo al día siguiente. Aviadores comerciales en la plenitud de su carrera: no les importaba nada más que estar en el aire. A tal punto, que se anticiparon al pedido del Gobierno. Cuando el Estado los convocó para la misión, ellos ya tenían el asunto estudiado.

Sentían que tenían que hacer algo: “¿Algo como qué?”, se preguntaron el mismo 2 de abril, en una pizzería del centro, horas después de que la Plaza de Mayo se colmara de fervores imposibles. Horacio Reinoso, uno de ellos, era el único que conocía la pista, y fue al punto: “Para detener un avión de gran porte en Puerto Argentino –les dijo– hay que pararse encima de los frenos. No es joda. Sólo pueden aterrizar dos tipos de aviones: los F-28 y los 737, es decir, nosotros”. Pocos días después, la misión se formalizó. El ingeniero Juan Carlos Pellegrini, presidente de la compañía, despachó dos naves a Río Gallegos y fue llamando a los pilotos de a uno: todos aceptaron participar.

Blau repasa: “Cuando llegó el llamado, teníamos todo estudiado, pero quedaban cosas para resolver sobre la marcha. Sabíamos el largo y ancho de pista, pero no sabíamos nada de obstáculos ni tampoco si tenía zona de frenado o franjas con buen soporte para aterrizar un 737. Revisamos en la documentación de Boeing qué experiencias existían en operaciones de campo corto con ese avión y encontramos sólo una de poco tiempo en las Islas Feroes del Mar del Norte, pero con motores de mayor potencia. De todos modos, nos sentíamos preparados; queríamos hacerlo”.
Llegó el momento: las operaciones. En un escenario de urgencia y nudos de viento asesino, los comandantes de la Chanchita –sobrenombre del 737– hicieron 89 vuelos sobre 92 previstos. “La mayor dificultad –continúa Gatti– era la de aproximar, aterrizar y frenar casi 46 toneladas que tocaban a unos 135 nudos (240 km/h), con un microclima que no ayudaba a la operación. Normalmente la pista estaba mojada, pero a esa edad todas las complicaciones nos fascinaban”.

Otras veces el problema era la falta de tiempo. La siguiente anécdota lo explica perfectamente. “Ya habíamos hecho varios vuelos a Puerto Argentino y andábamos dormitando en un par de viejos asientos de avión en lo que era algo así como la central de operaciones. Entra una tripulación de Hércules para recibir las órdenes de prevuelo de un superior de Fuerza Aérea y, de aburridos, escuchamos la conversación”, recuerda Blau.
“Cuando les dan los datos del viento, los pilotos advierten que los nudos excedían lo máximo, lo que me hizo levantar la mano desde nuestro rincón, pese a los insistentes esfuerzos del Tuiti, mi compañero, por evitarlo. Les dije: ‘Nosotros podemos ir’. Los del Hércules nos fulminaron con la mirada, pero aceptaron que lo hiciéramos y luego nos explicaron que una de las directivas era que debíamos descargar en pista y tardar menos de 15 minutos porque atrás aterrizaba otro vuelo”.

Durante la ida, los pilotos prepararon la maniobra. Tenían que descargar en tiempo récord a 110 soldados y sus equipos. El plan era así: después de aterrizar, debían dejar el 737 en la cabecera opuesta, con el lado derecho pegado al límite de la pista, o sea, al pasto. El motor izquierdo quedaría funcionando. Blau bajaría por la puerta delantera izquierda y con un grupo de soldados siguiéndolo daría la vuelta hasta el lado derecho, donde después de abrir las dos bodegas, comenzarían a tirar al pasto todo lo que traía la nave. Una parada en boxes de Fórmula 1. Así fue: “Después de vaciar ambas bodegas en el pasto, cerré las puertas, volví a correr por atrás del avión, subí por la escalera y cerré la última puerta. Simultáneamente, el Tuiti arrancaba el motor derecho. Hicimos un giro de 180 grados y despegamos para el otro lado. Tiempo total en la pista: nueve minutos y medio”.

En total, transportaron 6.500 soldados y 270 toneladas de carga, sobre todo quebracho para las cocinas económicas de las tiendas de campaña. Entre el 11 y el 29 de abril, fueron los responsables de que las islas se llenaran de conscriptos argentinos. Un vuelo típico entre Río Gallegos y Puerto Argentino tenía las siguientes características. Peso de despegue: 49 toneladas. Combustible para ida y vuelta: 10 toneladas. Peso de aterrizaje: 45,7 toneladas. Lo del peso se estimaba a ciegas. “Nosotros cargábamos 200 soldados por vuelo. El peso promedio de un pasajero es de 80 kilos, pero esta vez había que calcularlo con fusil y petate. No sabíamos. Una noche llamé a un soldado y le pedí que se calzara todo encima. Lo llevamos hasta una balanza y lo hicimos parar ahí: 130 kilos”, explica Cánepa.

Así, entre imprevistos de diferente grado, y operando como vuelos de guerra sin seguro de vida ni protocolos básicos de seguridad, los integrantes de la flota 737 llevaron adelante la operación en el corazón del TOAS, en tiempos todavía previos a la batalla, cuando todavía no se vislumbraba el drama de ninguna derrota.

Hoy superan los 60 años y cobran pensión como ex combatientes. Se jubilaron como pilotos de Aerolíneas a mediados de 2000 y están ahí sentados, esta mañana, encadenando un recuerdo con otro y otro más. “Cuatro vuelos por día en 20 días, ni una goma pinchada”, se jacta Cánepa. “Una operación impecable, poniendo el hombro”, agrega Gatti. Terminan de repasar otra historia de participación civil, que se desteje a 30 años de una guerra que todavía nos cuesta explicar.

jueves, 7 de junio de 2012

Malvinas y la invención de la novela-verdad

Tiene virtud literaria pero no es ficción. “Malvinas, la trama secreta” es el sugerente relato del “crimen de la guerra” cometido hace 30 años por argentinos e ingleses. Su edición definitiva suma 200 páginas a la investigación original.

POR Rodolfo Terragno - Clarin3 DE ABRIL DE 1982. Las islas, tras la recuperación.

3 DE ABRIL DE 1982. Las islas, tras la recuperación.

La novela histórica puede ser embaucadora: mezcla verdad y mentira, turbando al lector desprevenido o crédulo. La historia a secas, a la vez, deja a los lectores fuera. Suele convertirlos en meros oyentes de monótonos relatos. Malvinas: la trama secreta inauguró un género distinto: la novela-verdad.
El argumento es historia pura. El estilo, literario. Tal vez el efecto habría sido mayor si el texto no se hubiera escrito en pretérito sino en presente histórico.
Con todo, mientras nos internamos en el libro, sentimos que somos testigos presenciales de los acontecimientos:
• Asistimos en Washington al homenaje que se le brinda a Leopoldo Fortunato Galtieri y, en un momento, alcanzamos a oír que Caspar Weinberger le susurra al homenajeado: “Nosotros le estamos muy agradecidos, general, por los esfuerzos que ustedes hicieron para evitar el derrocamiento de Somoza, y por cómo están colaborando en Centroamérica para aniquilar a la guerrilla”.
• Espiamos a Galtieri en la Casa Rosada y vemos el desconcierto de su interlocutor cuando el dictador le pregunta: “¿Cómo anda su inglés, … Menéndez?” Semanas después encontraremos al mismo personaje en Puerto Argentino, desafiando a los ingleses en castellano.
• Justo cuando entramos en el despacho del dictador, le avisan que Ronald Reagan está en el teléfono desde Estados Unidos. Nos sorprende la respuesta de Galtieri: “Dígale que no estoy”. Y lo oímos más tarde, cuando acepta atender al presidente de los Estados Unidos: “Señor Presidente, la única solución es que Inglaterra reconozca esta misma noche la soberanía argentina sobre las Malvinas”.
• Nos encontramos en el Ministerio del Interior con Ibérico Saint Jean, exultante porque ha estado en la Multipartidaria, que agrupa a los principales partidos, los cuales dieron su “total apoyo y solidaridad con la acción llevada a cabo”.
• Vemos de espaldas al dictador en ese balcón de la Rosada, gesticulando ante esa multitud exaltada que grita “Patria sí, colonia no”.
• Nos sorprende ese Galtieri que le advierte a Alexander Haig, como si se dirigiera a un soldado: “Le voy a decir algo una sola vez y no se lo voy a repetir: la soberanía de las Malvinas no se negocia”. Nos parece que el hombre ha bebido.
• Hoy es 14 de junio. Son las nueve y media de la mañana. Un ayudante del dictador nos dice que los británicos están entrando en Puerto Argentino. Sin embargo, oímos que Galtieri grita por teléfono: “Los ingleses también están agotados, Menéndez. Usted contraataque. Reagrupe a las tropas y vaya para adelante. Hay que pelear, Menéndez. Hay que pelear”.
No es un frívolo anecdotario. Los hechos a los que asistimos virtualmente nos permiten entender por qué se desbocó aquel conflicto. Lo había provocado una tiranía que se presentía agónica; pero la ocupación había interrumpido la posesión pacífica y continuada de las islas, permitiendo negociar, por primera vez, desde posiciones de fuerza. O acorralar diplomáticamente al adversario.
Los militares, sin embargo, no querían negociar ni confiar en la diplomacia. Ellos, que según monseñor Victorio Bonamín habían sido “purificados en el Jordán de la sangre”, querían verter sangre “purificadora”, también, en las Malvinas.
Kirschbaum, Van der Kooy y Cardoso nos hacen tener la vivencia de aquella funesta alucinación que, tanto ebrio como sobrio, vivió Galtieri. Y, con él, gran parte de la sociedad civil. El libro no critica. Hace algo más lacerante: muestra. Así como hay tardíos defensores de los derechos humanos, hay pacifistas postreros.
Algo que se echa de menos es un índice onomástico. Las editoriales argentinas son, en general, renuentes a incluirlo; y los autores rara vez lo exigen.
Malvinas, la trama secreta acopia, en 700 páginas, nombres, citas y revelaciones. Es una obra de referencia, a la cual estudiosos y curiosos volverán una y otra vez. Les será arduo examinar la actitud que tuvieron, frente a la cruenta aventura, un político, un periodista o un famoso. Lo primordial, de todos modos, es todo lo que el libro ayuda a comprender.
Las relaciones exteriores demandan, en caso de conflictos, estrategia, conocimiento y una positiva frialdad. No se puede fijar objetivos propios y avanzar a ciegas. Es necesario saber cómo funciona el sistema internacional y tener noción de lo que mueve al oponente. Hay en el otro país elementos ideológicos, antecedentes, cálculos de fuerza, que deben formar parte del análisis e influir en las decisiones.
Si algo lo demuestra es el rechazo de la negociación que Thatcher hizo el 17 de mayo de 1982, rogando que la Junta la rechazara. Ella estaba obligada a recuperar las Malvinas. Cualquier otra solución habría acabado con su gobierno.
Es que uno de los propósitos de su gestión, harto discutido, había sido la reforma del sistema británico de defensa. La Primer Ministro creía que la armada convencional resultaba inútil en tiempo de misiles. Por eso había comenzado a negociar, con Australia, la venta del portaaviones Invincible; y a retirar de actividad el Hermes. Aún resonaban las declaraciones de lord Carrington, días antes de que la Argentina ocupara las Malvinas: “La diplomacia de las cañoneras es cosa del pasado”. El canciller creía que Gran Bretaña debía comprar misiles Trident y submarinos para el transporte de armas atómicas.Ocupadas las islas, hubo que retirar la oferta por el Invincible y rehabilitar rápidamente al Hermes. Ambos portaaviones liderarían la ofensiva militar que culminó con la recuperación de las islas.
Las características psicológicas y políticas de Margaret Thatcher permitían prever que ella haría cualquier esfuerzo por recuperar las “Falklands”. Claro que no podía ordenar el desembarco por sí sola. Necesitaba la aquiescencia del Parlamento, donde el laborismo (y un sector de su propio Partido Conservador) se negaba al asalto de las “Falklands”. Mucho después del impensado hundimiento del Sheffield.
Esa tragedia de la Armada Real le había quitado apoyo a la expedición. No tenía sentido, se decía en Londres, perder buques y vidas por unas islas remotas y semipobladas. Fue entonces cuando la Primer Ministro dio el paso más audaz de su carrera política. Hizo llegar a la Junta una propuesta que coincidía con lo que pedían a gritos los británicos opuestos a la guerra. El texto del ofrecimiento puede leerse en Malvinas, la trama secreta, a partir de la página 652. En síntesis: Decretar de inmediato el alto el fuego. Retirar, a continuación, las fuerzas armadas de ambos países. Dejar sin efecto las zonas de exclusión. Pedir al secretario general de la ONU el nombramiento de un administrador de las islas, consensuado con ambas partes. Elegir, de común acuerdo con la Argentina, el personal del administrador. Tener un veedor argentino en las islas. Establecer seis observadores permanentes, tres por cada lado. Reanudar las comunicaciones entre la Argentina continental y Puerto Stanley/Argentino. Con el auspicio del Secretario General de la ONU, sentarse a negociar la soberanía, con el objetivo de llegar a un acuerdo antes del 31 de diciembre.
Si la Argentina hubiese aceptado, la guerra habría llegado a su fin. Se habría evitado derramamiento de sangre, la bandera argentina habría seguido flameando en las islas -por un tiempo junto con la británica- y ya jamás se habría vuelto a la situación previa a la ocupación. Más temprano que tarde, la Argentina habría cumplido su secular propósito

O.E.A.

La OEA volvió a pedir negociar por Malvinas

Llamó al Reino Unido a retomar el diálogo. Para EE.UU., es un tema bilateral.
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06/06/12 - Clarin

La Organización de Estados Americanos (OEA), aprobó ayer por consenso una declaración sobre la cuestión Malvinas, en la que se llamó una vez más al Reino Unido y Argentina a “reanudar cuanto antes las negociaciones sobre la disputa de soberanía”.

El objetivo es “encontrar una solución pacífica a esta prolongada controversia”, indica el documento que fue suscripto en la 42 Asamblea General de la OEA que se desarrolló en la ciudad de Tiquipaya, Bolivia.

Con todo, aunque Estados Unidos consideró el conflicto por las islas como un asunto bilateral entre Londres y Buenos Aires, junto a la delegación de Canadá dejó en claro con su modos su alianza tajante con los británicos en la cuestión Malvinas.

El documento señala que la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), que concluye hoy en Cochabamba, “reafirma la necesidad” de que Argentina y el Reino Unido reanuden las negociaciones “con el objeto de encontrar una solución pacífica a esta prolongada controversia”.

Ayer, durante la presentación del plan de acción del nuevo directorio de YPF, la presidenta Cristina Fernández hizo alusión a la declaración y resaltó que para ella era “muy importante” y también “para los argentinos” para que “se negocie entre Argentina e Inglaterra” La delegación argentina que viajó a Cochabamba estuvo integrada por el canciller Héctor Timerman, el titular de la Comisión Cascos Blancos, Gabriel Fuks, quien el lunes obtuvo un apoyo de la OEA al llamado Plan Interamericano para la Coordinación de la Prevención, la Atención de los Desastres y la Asistencia Humanitaria que viene impulsando a raíz de que la Argentina preside el “Grupo de Trabajo sobre Desastres”.

Por su parte, Timerman destacó ayer desde Bolivia “la permanente disposición del gobierno y pueblo argentinos a entablar negociaciones con el Reino Unido”. Al mismo tiempo subrayó las “consistentes demostraciones del gobierno y lo contrastó con la actitud del Reino Unido que ignora los llamados de la OEA a reanudar negociaciones, así como ha ignorado las resoluciones de las Naciones Unidas en el mismo sentido”. Timerman cuestionó el impacto que posee la normativa británica que e xcluye a los ciudadanos argentinos de habitar en las Islas y según un comunicado distribuido por su oficina de prensa, advirtió sobre la “actitud agresiva” del Reino Unido a través de la militarización del área que incluye el envío de un submarino nuclear.

Pese a que no ha logrado torcer la voluntad de Canadá y Estados Unidos, Timerman en Bolivia respiró con alivio. Ocurre que durante la última Cumbre de las Américas, en Colombia, no logró que Malvinas fuera incluido en el documento final, y hasta mantuvo un áspero roce con la canciller de ese país, María Angela Holguín, que fue la comidilla de diversas delegaciones extranjeras.

viernes, 1 de junio de 2012

Malvinas: una historia, varios relatos

POR VICENTE PALERMO POLITOLOGO. INVESTIGADOR DEL CONICET, MIEMBRO DEL CLUB POLITICO ARGENTINO

Pasadas las conmemoraciones por los 30 años de la guerra, podemos constatar la persistencia de visiones encontradas sobre la significación del conflicto bélico, aunque siguen dominando las versiones de la gesta y de la aventura militar.

Ilustración: Horacio Cardo (http://www.horaciocardo.com)
31/05/12 - Clarin

Se percibe en el caso de la guerra de Malvinas, ese rasgo típico de los acontecimientos de crucial relevancia: la brecha entre el conocimiento histórico y los relatos sociales. Aun cuando el conocimiento histórico de dichos episodios pueda no ser objeto de fuertes controversias en el terreno de lo fáctico, los relatos sociales se multiplican y mantienen su pluralidad. Y como observa Federico Lorenz, “hay tantas memorias sobre Malvinas como islas tiene el archipiélago”. Pasadas las conmemoraciones por los 30 años de la guerra, podemos examinar los principales relatos que se hicieron presentes.

Así, pudieron distinguirse al menos seis relatos sobre la guerra. El primero es el de la gesta, que nos narra el episodio como una épica.

Las fuerzas armadas lucharon por la patria y los soldados conscriptos cumplieron con su deber. Esta lucha estuvo signada por el heroísmo. Y guiada por la causa Malvinas, narrativa nacionalista que relaciona estrechamente la recuperación de las islas con la identidad nacional.

Los cultores de la gesta provienen del campo del nacionalismo malvinero, de los cuadros militares y de parte de los ex combatientes, y es una narrativa que se sustenta en núcleos de activistas.

El segundo relato es el de la causa justa en manos bastardas ; la confrontación militar de 1982, fue justa y legítima, y el heroísmo estuvo presente, pero estuvo en manos de altos mandos corruptos, e incompetentes (y al cabo traidores); y los soldados, civiles o no, fueron víctimas de estos mandos, aunque combatientes heroicos. Este relato es muy ambiguo: repudia a la dictadura y los dictadores que comandaron la guerra, pero no sin reivindicar la propia guerra y sus protagonistas.

El tercer relato es el de la guerra absurda ; 1982 es algo que no encuentra explicación, que no puede, casi, ser relatado, que carece de sentido del principio al fin. Los soldados conscriptos son aquí víctimas, aunque no se sabe bien de qué victimarios (se plasma la imagen de los chicos de la guerra, infantilmente indefensos). Es este el relato literario por excelencia; sea como delirio sea como sin sentido, el absurdo es el registro principal de obras que vieron la luz a lo largo de estos treinta años.

El cuarto relato es el de la herida abierta, que también se hace presente en la literatura ; Malvinas sería como una pesadilla que aún no ha terminado, una confrontación en la que todavía luchan los antiguos protagonistas o lo hacen por interpósita persona (es el caso, por ejemplo, de Las islas , de Carlos Gamerro).

El quinto es el de la aventura militar ; este relato despoja completamente de los ribetes épicos al episodio, y la crasa irresponsabilidad de los mandos, la índole criminal de sus acciones, pasan a un primer plano; los soldados son víctimas con victimarios bien definidos: los mandos del ejército profesional y principalmente los dictadores. Este relato es el dominante en la actualidad; la guerra se presenta como un fenómeno recortado de toda determinación, como no sean los propósitos de corto plazo de los dictadores.

Y es claramente exculpatorio: las responsabilidades sociales con la ocupación y con la guerra son apagadas aquí por completo.

Por fin, un sexto relato es el de la represión; aquí el foco es puesto en las violaciones a los derechos humanos que afectaron a los soldados conscriptos . Esta narrativa aproxima la guerra con el terrorismo de estado, si bien no llega en esta aproximación todo lo lejos que debería, ya que omite la consideración de que un régimen despótico (un estado carente de legitimidad) llevó civiles a las islas y luego permitió su enfrentamiento, como acciones violatorias de los derechos humanos.

La conmemoración mostró que un relato social que se contraponga eficazmente a aquellos más potentes – el de la gesta y el de la aventura militar – está todavía ausente , aunque sin lugar a dudas los términos del debate interpretativo se ensancharon en esta oportunidad. El cuestionamiento del relato de la aventura militar conlleva – de eso se trata – una mejor identificación de las responsabilidades sociales. Y asimismo de la gravitación de la causa Malvinas: la aventura de 1982 sería ininteligible sin su vigencia en la sociedad argentina. Sin duda el establecimiento de estos nexos puede ser un eficaz revulsivo de la cuestión Malvinas de modo tal que la historia, la memoria y la política puedan entrelazar se de un modo más prometedor.