domingo, 30 de diciembre de 2012

Más huellas de una certeza: las islas estuvieron cerca de volver a ser argentinas

POR RICARDO KIRSCHBAUM (*)-Clarin
Los archivos británicos sobre la guerra de Malvinas confirman lo que ya se sabía sobre la historia reciente.

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29/12/12-Clarin

Los archivos británicos sobre la guerra de Malvinas confirman lo que ya se sabía. A pesar del desembarco argentino y de los fieros combates librados sobre la turba de las islas por la fuerza expedicionaria británica, el archipiélago podría haber sido recuperado por Argentina mediante negociaciones.

La pregunta es ¿por qué no se pudo llegar a un acuerdo? ¿Cuál fue el principal obstáculo para que esas cruciales negociaciones fracasaran? Y la tercera pregunta es ¿qué hubiera pasado si los militares, al fin, conseguían lo que tuvieron al alcance de la mano?

Los nuevos documentos echan luz sobre la disposición británica a buscar un acuerdo y sobre la presión de EE.UU. para evitar que argentinos y británicos, aliados de distinto rango con Washington en esos tiempos del mundo bipolar, se mataran mutuamente. Las propuestas estuvieron sobre la mesa: autoridad interina (con presencia argentina y garantía de Estados Unidos, luego reemplazada por otros países después de la decisión de Washington de apoyar militarmente a Londres), plazo breve para discutir sobre la soberanía (fines de 1982 o, in extremis , julio de 1983). Todo giró en torno a esos temas: el hundimiento del Belgrano también hizo naufragar la propuesta del presidente peruano Belaúnde Terry quien, como se comprobó luego, negociaba respaldado por el secretario de Estado de Estados Unidos, Alexander Haig, y el canciller británico, Francis Pym.

Uno de los puntos centrales fue el retiro de las tropas argentinas de las islas. En todos los documentos –los conocidos y los que ahora se hicieron públicos– era una cuestión crucial. El plan original de los militares argentinos fue desembarcar en las islas, tomar el control del gobierno de la colonia, dejar un destacamento de gendarmes y retirar la mayor cantidad de tropas a los cinco días. Esas previsiones no se cumplieron.

Si el hundimiento del crucero General Belgrano tuvo un impacto demoledor en la negociación diplomática, el exitoso ataque a HMS Sheffield puso algo de equilibrio militar. Pero nada detuvo el choque militar .

Aún así, según los documentos revelados en Londres, en una conversación telefónica entre el presidente Ronald Reagan y la primer ministra británica Margaret Thatcher se volvió a plantear seriamente la posibilidad de un acuerdo. Las tropas de asalto del Reino Unido ya habían desembarcado en el estrecho de San Carlos y vencido en la batalla de Goose Green.

Dice el documento: “El presidente Reagan dijo que los Estados Unidos consideraban imperativo que el Reino Unido esté preparado para hablar antes que los argentinos fueran forzados a retirarse”. Y agrega: “Como el Reino Unido tiene ahora ventaja militar debería plantear el acuerdo ahora ”.

Los temores británicos se referían al peligro de una segunda “invasión” argentina, pero el principal tema estaba vinculado con los deseos de los isleños.

La cuestión, según surge de esos documentos, eran un nuevo status, diferente al que tenían las islas antes del 2 de abril. Y ese nuevo status se refería a la autodeterminación de las islas y a su independencia.

Si hubo estas propuestas –existe abundante documentación sobre las negociaciones– las explicaciones sobre el fracaso hay que buscarlas tanto en la situación interna británica como en la complicada y confusa conducción argentina . Ese fue el nudo central del problema: lo que se jugó en la guerra tenía mucho que ver con los frentes internos y la estabilidad futura según el resultado de la guerra y con la situación internacional de entonces. Hubo incompetencia política y diplomática, pero también ambiciones personales que llevaron al desastre.

Otra vez aparecen las huellas de esa certeza: las islas estuvieron muy cerca del volver a formar parte del territorio argentino. Ahora han quedado mucho más lejos de lo que estaban en 1982.

(*)Editor general de Clarín y coautor de “Malvinas, la trama secreta”.

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