jueves, 7 de marzo de 2013

Malvinas: un referéndum que seduce poco a los inmigrantes

POR NATASHA NIEBIESKIKWIAT – Clarin

La mayoría de los que se establecieron después de la guerra de 1982 llegaron desde Santa Helena y Chile.

Compras. Un grupo de jóvenes malvinenses caminando ayer por las calles de Puerto Argentino. La votación del domingo y lunes es optativa y es necesario empadronarse. /LORENA LUCCA

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PUERTO ARGENTINO. ENVIADA - 07/03/13 – Clarin

Nada hiere más a la Argentina que sean los inmigrantes de pos guerra y no sólo los descendientes de los primeros colonos británicos de las Malvinas los que el próximo domingo y lunes voten por el “Sí” ante la pregunta del referendum: “¿Desea que las Islas Falkland retengan su estatus político de Territorio de Ultramar del Reino Unido?”.

Sin embargo, el cruce de los datos obtenidos aquí por Clarín, muestra el relativo impacto que por ahora tiene el voto en las islas de esos inmigrantes. Eso ocurre porque muchos de ellos no alcanzaron el estatus migratorio necesario para votar, o porque no se inscribieron en el registro electoral.

El Censo de 2012 arrojó 2.563 habitantes, de los cuales 1.973 tienen todos los derechos políticos, lo que en las Malvinas llaman ser poseedor del estatus de las Islas, que desde hace más de tres años es muy difícil de obtener. Sólo 1.672 se anotaron en el padrón electoral. El voto no es obligatorio, y los líderes de opinión están alentando el “Sí” pero también a la participación.

Clarín tuvo acceso al padrón electoral y allí cuesta encontrar apellidos de origen hispánico.

Hay más de 300 chilenos en las Malvinas, pero más de la mitad de ellos son trabajadores temporarios, y muchos otros residentes con permiso. De los 2.563 habitantes estables que contabilizó el Censo, 266 provienen de la isla de Santa Helena y 164 son de Chile (el 6,4%) mientras que 28 son argentinos.

Colonia británica, Santa Helena arrojó mano de obra barata a las islas en los ‘90, cuando Londres inyectó millonarios fondos para la reconstrucción de las Malvinas de posguerra. Cuando la isla situada frente a África Occidental obtuvo el estatus de Territorio de Ultramar, muchos santahelenos volvieron a sus casas o volaron hacia el Reino Unido. Varios de los que se quedaron aquí hablaron con Clarín, aunque no quisieron dar su nombre. Pocos irán a votar y muchos de ellos explican que se sienten inmigrantes y por eso no se registraron en el padrón electoral.

La migración chilena también tiene origen económico. Alex Olmedo llegó en 1990. Fue prosperando y hoy es dueño de uno de los principales hoteles, el Waterfront. Se hizo ciudadano británico cuando la legislación era flexible. Cuando habla produce el mismo efecto que los latinos muy integrados en los Estados Unidos. Se siente isleño “nato”, pero su acento es inconfundiblemente chileno. El domingo votará y festejará el “Sí”, dijo a este diario. “Mira, lamentablemente, entre las Falklands y la Argentina las relaciones no han mejorado para nada, e inclusive se han deteriorado muchísimo, especialmente en el período de los Kirchner, y es lamentable. Podríamos haber hecho bastantes avances, pero hay cosas que simplemente no van a cambiar. El referéndum es muy importante para nosotros porque refleja el sentimiento local y nos da mucha más fuerza, más identidad. Gran Bretaña y la Argentina nunca se van sentar a discutir ningún tipo de arreglo. No puede haber ningún tipo de conversación civilizada porque las señales son claras”, dijo.

Rodolfo Bourquez opina casi lo mismo que Olmedo, pero lo dice diferente. “El referéndum puede ser fruto de que Argentina en el último tiempo ha tenido mano dura con las Malvinas. Bastante dura”, reflexiona. “Argentina no puede ignorar que acá vive gente”, reclama, y dice que para comprender lo que aquí ocurre, hay que remontarse a 1982. “Los pueblos no pueden borrar con el codo lo que con la mano escribió la historia. Yo me tengo que aguantar que me pregunten por lo que hizo Pinochet. Argentina se equivoca”, considera. A las islas llegó por primera vez en 2002 con Sodexo internacional, que terceriza mano de obra para limpieza y mantenimiento. Por haber regresado por más de un año a Chile, perdió su residencia. Su hija de dos años nació aquí, pero la ley no la considera isleña porque su madre es chilena y la ciudadanía se transmite por sangre.

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