miércoles, 26 de noviembre de 2014

La historia de un casco, símbolo del orgullo y dolor de Malvinas

El conscripto que murió en Malvinas bajo una bayoneta inglesa.Un inglés buscaba a la familia del argentino que mató en las islas para devolvérselo. Clarín encontró a su padre.

Padre. Miguel Galarza con la foto de su hijo José Luis, caído en la batalla de Monte Tumbledown en la Guerra de Malvinas. (Alfredo Martinez)

Padre. Miguel Galarza con la foto de su hijo José Luis, caído en la batalla de Monte Tumbledown en la Guerra de Malvinas. (Alfredo Martinez)

“Muchas almas filantrópicas imaginan que existe una manera artística de desarmar o derrotar al adversario sin excesivo derramamiento de sangre, y esto es lo que se propondría en el arte de la guerra. Esta es una concepción falsa que debe ser rechazada, pese a todo lo agradable que pueda parecer”, ha dicho en su clásica obra de ciencia militar, De la Guerra, el general prusiano e historiador Karl Von Clausewitz.

Tras semanas de búsqueda, chequeos y confirmaciones con especialistas en estrategia y desarrollo de combates, y tras el testimonio clave de un capitán de navío, Clarín pudo confirmar que el soldado argentino cuya familia busca un veterano británico de la guerra de Malvinas para devolverle el casco que se llevó consigo tras matarlo de un bayonetazo en la madrugada del 14 de junio de 1982 era el dragoneante del Batallón de Infantería de Marina 5, José Luis Galarza. Clarín también logró contactar a su padre, Miguel Galarza, y a dos de sus cuatro hermanas, Fabiana y Celia.

Miguel Galarza, en Duggan, junto al monumento de su hijo José Luis, caído en las Islas Malvinas. (Alfredo Martinez)

“Claro que quiero el casco”, dijo Miguel, un hombre discreto, de voz suave, curioso desde el principio hasta al final del encuentro con este diario, en el que habló apenas lo imprescindible. Miguel optó por ceder la palabra a sus hijas, mientras él, recurrentemente, secaba sus lágrimas. “Lo recuerdo como estaba, así”, dijo, sin que en ningún momento de la larga jornada compartida en el pueblito de Duggan, partido de San Antonio de Areco, se detallaran los detalles de esa muerte, en el Monte Tumbledown, lugar donde se libró una de las últimas batallas que rodearon la capital de Malvinas.

Hace unas semanas, Gordon Hoggan, ex integrante del 2º Batallón de la Guardia Escocesa que participó del asalto a Tumbledown en la noche del 13 de junio, concedió una entrevista a la agencia de noticias AFP, en la que agregaba un condimento más a ese sentimiento que ya había expuesto hacia 2012, cuando lo entrevistaron por los 30 años de la guerra. Hoggan ya no sólo exhibía su dolor y la depresión que le había dejado la guerra en el Atlántico Sur, sino que quería devolver el trofeo del soldado que mató a secas con su bayoneta.

Histórico. Gordon Hoggan con el casco del soldado Galarza. (AFP)

Tras unas semanas de búsqueda, Clarín llegó a la pista de Galarza por Alicia Panero, autora del libro Mujeres Invisibles -las que participaron en el conflicto del Atlántico Sur- y colaboradora en Córdoba de la organización Internacional de Mujeres de Paz en El Mundo. Panero llegó a la historia del soldado argentino Oscar Ledesma que le envió una carta a la familia del teniente coronel Herbert Jones, el británico que mató. Es una historia inversa a la de Galarza, quien apareció en esa investigación.

Además de chequear el dato con militares en ejercicio, los que afirmaron que a muchos padres sólo se les informó que sus hijos “murieron en combate” sin más detalles, el capitán de navío retirado Carlos Daniel Vázquez confirmó hace unos años claramente que es Galarza quien fue bayoneteado “por un inglés”. Vázquez estaba a su cargo, y hasta tiene una pintura plasmada por los estrategas británicos que pelearon en Tumbledown, y en la que se detalla cada baja. Más aún, la muy conocida muerte de Julio Saturnino Castillo se produjo cuando este suboficial se dio cuenta de que habían asesinado a su dragoneante Galarza. Al salir de las piedras para atacar el enemigo y defender a Galarza al grito de “inglés hijo de puta”, recibe un disparo de muerte por la espalda.

Además de que José Luis Galarza es el soldado argentino que Hoggan está buscando, hay momentos de esta historia que son conmovedores. Por empezar, que ese joven muerto a los 20 años en Malvinas, hacía su servicio militar cuando estalló la guerra. Nacido en Luján, terminó el colegio y se fue con sus padres a trabajar el campo en Duggan, donde se instalaron ingleses e irlandeses de la Argentina, muy curiosamente.

Trabajaba en las calderas del BIM 5 cuando se ofreció como voluntario de Malvinas, algo inusual entre los “colimbas”, que fueron obligados por la dictadura a combatir por las islas. Apuesto, de sonrisa amplia, y fanático de su guitarra, José Luis fue trasladado de La Plata a Tierra del Fuego. Llegó a las islas el 7 de abril de 1982, y diez días después cumplió los 20. Era el mayor de los seis hijos de Miguel, quien pudo viajar tres veces a Darwin para abrazar la tumba de José Luis, y aún guarda sus cartas escritas desde un frío pozo de zorro.

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martes, 25 de noviembre de 2014

78 familias dieron muestras para identificar caídos de Malvinas

Avances para identificar los restos de 123 soldados “sólo conocidos por Dios”.Las obtuvo el Equipo de Antropología, que aguarda el acuerdo político de los gobiernos para viajar a las islas.

A pleno en la búsqueda de los 43 estudiantes de magisterio desaparecidos en Guerrero, México, el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) se considera ya en condiciones técnicas para iniciar el trabajo científico de identificación de los 123 argentinos caídos en la guerra de Malvinas y que permanece enterrados sin nombre en el cementerio de Darwin. Así lo dijo ayer a Clarín el presidente del grupo, Luis Fondebrider, al confirmar un entrevista que mantuvo con la agencia Reuters. Se trata de las tumbas (entre un total de 237) que llevan la leyenda “Soldado argentino sólo conocido por Dios”.

Por la cantidad de muestras de sangre tomadas hasta ahora a los familiares de los soldados sin identificar en Darwin -78 muestras de 78 familias entre otros datos-, el EAAF considera que ya está listo para obtener “luz verde” de la Cruz Roja Internacional y de los gobiernos de Gran Bretaña y la Argentina.

Al mismo tiempo, Fondebrider señaló que ya le han informado al gobierno nacional que, una vez que lleguen a Darwin, pueden en un máximo de hasta ocho semanas desplegar un equipo de unas 20 personas, abrir la sepultura, tomar restos, cerrar las sepulturas y volver a la Argentina para analizarlos. Aclaró Fondebrider que las muestras a tomar son pequeñas y que entre ellas precisarían dientes. Precisó que nada de esto significará trasladar los cuerpos de Malvinas a la Argentina como muchos creen. “Se ha utilizado esa excusa para asustar a los familiares. Desde el punto de vista técnico, Argentina hizo los deberes. Cumplió con todos los protocolos. Esta es una operación forense humanitaria. Es un derecho del familiar a saber dónde está su ser querido. Y es urgente porque los familiares van envejeciendo como ocurre en el caso de los desaparecidos argentinos”, agregó a este diario en un diálogo telefónico desde el Líbano, donde el EAAF también trabaja.

En la cuestión Malvinas, el EAAF trabaja dentro del equipo formado dentro del Ministerio de Justicia para el ADN de los soldados argentinos caídos en Malvinas. En este equipo también trabaja el Ministerio de Desarrollo Social y el Escribano de la Nación, que hacen el trabajo con las familias.

La identificación de los cuerpos de Darwin, una demanda que hicieron en 2012 ex combatientes y la Red Solidaria al Ministerio de Justicia y luego fue traslada a Cristina Kirchner por el roquero inglés Roger Waters, está demorada por la larga tensión entre los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner y el Reino Unido por el conflicto de Malvinas. El Gobierno le pidió a la Cruz Roja Internacional colaboración con esta identificación porque fue de hecho la que supervisó los enterramientos en Darwin tras levantarse los restos en los campos de batalla. El organismo señaló que actuaría cuando hubiera consentimiento de los familiares. Sus miembros viajan aquí seguido.

En su momento, el Gobierno daba a entender que Londres se oponía a esta misión humanitaria pero el 14 de junio pasado, durante la recepción anual que los kelpers dan para festejar la victoria del Reino Unido sobre Argentina en 1982, el ministro británico para América Latina, Hugo Swire, dijo: “Tanto nosotros como el Gobierno de las Falkland mantenemos una actitud solidaria frente a cualquier pedido argentino de colaborar en los esfuerzos por identificar a sus caídos. Hemos dejado en claro ante el Gobierno argentino que, si ese es el deseo de todas las familias, lo apropiado es que el Gobierno argentino se comunique con nosotros y con el Gobierno de las Islas Falkland de manera formal para instaurar un proceso que permita lograr este cometido”.

Ahora Fondebrider dice tener el número suficiente de muestras para comenzar.

lunes, 24 de noviembre de 2014

Malvinas: Londres rechaza una nueva ley aprobada en Diputados

Una nueva puja con el Reino Unido.La legislación aprobada el martes obliga al transporte público a llevar la leyenda: "Las Malvinas son Argentinas". Para el Foreig Office, es "lamentable".

La frase debe ser colocada en todos los transportes públicos, según la ley.

La frase debe ser colocada en todos los transportes públicos, según la ley.

El Foreign Office rechazó hoy la aprobación en la Cámara de Diputados una ley por la que el transporte público del país deberá incluir la frase: "Las Malvinas son Argentinas". La iniciativa, generó también objeciones entre los isleños, que se niegan a cualquier tipo de administración nacional, y se expresaron con críticas y comentarios en las redes sociales.

De acuerdo a la información publicada esta tarde por la BBC, en Buenos Aires, fuentes del Foreign Office consideraron "lamentable pero no sorpresiva", la nueva legislación que se aprobó el martes.

Esta fue iniciativa de la senadora kirchnerista Teresita Luna, e indica que la leyenda de que las islas son argentinas debe figurar en las estaciones de partida y llegada de todos los medios de transportes nacionales.

El martes, en una sesión ordinaria de Diputados, donde se aprobaron 60 proyectos, los legisladores también pasaron el de Luna, por consenso y sin debate.

Malvinas: hacia nuevas perspectivas

Debate.Federico Lorenz

HORACIO CARDO

HORACIO CARDO

Mentar Malvinas es sembrar vientos que cosecharán tempestades”. Ese es aún UN axioma para quienes de un modo u otro planteamos revisar la cuestión de una manera propositiva, que reconozca los profundos cambios que la región y nuestro país han vivido desde la restauración de la democracia. Y que incluya, también, la idea de que además de las fuerzas nacionales, en 1982 en las islas también fue derrotado un modo de entendernos como país.

Pero como suele suceder con los símbolos, las respuestas a esos planteos en general han sido binarias, excluyentes y a veces difamatorias. Uno de los principales males que aquejan a la reflexión sobre Malvinas es la rentabilidad en términos de política interna que produce el agite de la causa nacional.

Esto es negativo, porque el patriotismo se mide por la adhesión a ciertas fórmulas retóricas más que por los avances concretos en la satisfacción de la demanda nacional.

Sin embargo, dos columnas recientes publicadas por Carlos Escudé (9/11) y Marcelo Kohen (17/11) en estas páginas permiten ser optimistas en cuanto a este estancamiento. Muy sucintamente, la polémica se centra en una propuesta de Escudé consistente en renunciar a la soberanía a cambio de obtener una porción considerable de espacios marítimos circundantes, que Kohen refuta con argumentos históricos y jurídicos a partir de las cuales formula la propia.

Más interesante que el debate es lo que este evidencia: que ya no es posible pensar Malvinas ni sostener una política exterior hacia el archipiélago de la forma en la que lo venimos haciendo, salvo que el objetivo de la misma sea el de mantener un statu quo que favorece a los usurpadores británicos y aleja las posibilidades de una solución.

Ambos autores son expertos de fuste. Se puede acordar con ellos o no, pero es innegable que han dedicado esfuerzos y trabajo a pensar el problema. Expresan, para simplificar, dos paradigmas a la hora de pensar la cuestión: el pragmatismo versus la mirada tradicional basada en los títulos históricos argentinos. Carlos Escudé, ex asesor del canciller Di Tella, es asociado sin más y a veces a la ligera al agujero negro de “la década de 1990”; Marcelo Kohen, expresa posiciones más afines a la línea argumental del actual gobierno. Tienen, sin embargo, algo en común.

Ambos ponen la mirada histórica sobre los procesos en un plano secundario, aun cuando al polemizar argumenten históricamente. En el caso de Escudé, porque analiza solo la situación post 1982 y desde allí propone una solución: la historia parece no importar frente a los hechos consumados. En cuanto a Kohen, la apelación a los títulos históricos argentinos se ancla en un pasado que en tanto tal es inmodificable, pero con la pretensión de extender esa propiedad al problema en el presente.

No obstante, desde el extremo de “canjear mar por tierra” de Escudé a las propuestas de Kohen de “autonomía con estatuto especial y garantías internacionales, doble nacionalidad, mantenimiento del modo de vida actual incluso idioma, distribución de recursos de los espacios marítimos similar a la existente entre las provincias ribereñas y el estado federal”, la polémica muestra que algo está cambiando.

En primer lugar, implícita y explícitamente, las formas en las que los isleños deben ser considerados en las propuestas argentinas han vuelto a escena (como lo estuvieron, por ejemplo, en la década de 1970), más allá de retóricas de aniversario que les niegan la mera existencia.

En segundo lugar, es evidente la urgente necesidad de profundizar la reflexión sobre las islas aumentando la escala. La retórica vigente anclada aún en la usurpación de las islas pone en primer plano a Malvinas pero desdibuja, como en la composición de un artista, el escenario circundante: geográfico, económico, e históricos. Es necesario dar mayor densidad a miradas de largo plazo y gran escala. Para ello, necesitamos abducir el problema de la lógica de la política interna, y reinsertar a las Malvinas en espacios más grandes y procesos más extendidos en el tiempo.

Las políticas de estímulo a la investigación y a las redes académicas para explorar la cuestión Malvinas lanzadas recientemente por la nueva Secretaría de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas parecen ir en este sentido. Dicho de un modo simple, se trata de articular la agenda política con el trabajo de los académicos. Ese encuentro puede ser fructífero en tanto la lógica política no colonice a la científica, y viceversa, sino que se produzca una virtuosa colaboración.

Federico LorenzHISTORIADOR (CONICET-INSTITUTO “DR. EMILIO RAVIGNANI”)

Malvinas: el Gobierno protestó contra la BBC porque no le pidió disculpas

CONFLICTO POR LAS ISLAS.Es por el caso del conductor de la cadena británica que se paseó en Tierra del Fuego con patentes de auto provocativas.

Miembros del programa televisivo Top Gear, de la cadena británica BBC, fueron apedreados y tuvieron que abandonar Tierra del Fuego.

Miembros del programa televisivo Top Gear, de la cadena británica BBC, fueron apedreados y tuvieron que abandonar Tierra del Fuego.

La embajadora en Londres, Alicia Castro, redobló la apuesta y presentó una protesta contra la BBC, en el Reino Unido, después de que la cadena rechazara pedir disculpas a la Argentina por las patentes alusivas a la guerra de Malvinas que había utilizado el presentador y automovilista del programa Top Gear, Jeremy Clarkson.

"Me dirijo a usted a fin de expresar mi disconformidad con la respuesta del Director de Televisión de la BBC, Danny Cohen, a mi queja formal por la conducta ofensiva y las falsas afirmaciones hechas pro Jeremy Clarkson durante el rodaje del programa Top Gear en Argentina y posteriormente en diarios británicos", empieza la carta que ahora le mandó Castro a la cadena en Londres. Continúa. "Las directrices editorales de la BBC establecen que, cuando trabaja en el extranjero, el personal de la BBC deberá ser 'claro sobre nuestras intenciones al ingresar a otros países que trabajan'". Además, señaló la embajadora, esas "directrices" establecen "evitar ofensivas injustificables".

Clarkson viajó por toda la Patagonia con una chapa en su Porsche "H982 FKL", la fecha de la guerra y la alusión a Falklands. Al llegar a Ushuaia fue "invitado" a retirarse y a la altura de Tolhuin, sufrió una pueblada, donde atacaron los autos de su equipo. En el interior del vehículo, una investigación judicial encontró otras chapas, y se dijo que había cambiado las mismas, lo que es un delito.

En la justicia de Tierra del Fuego se abrió una causa por ese presunto cambio de patentes, que iba a ser trasladado a la justicia federal. Clarkson por su parte, se fue quejándose de la Argentina, pero su programa, el más visto en su género en el mundo, probablemente se emita. El automovilista suele generar en todas partes este tipo de episodios, escándalos y escapes como el que hizo de Argentina, simplemente porque son parte del entretenimiento de su costosísimo programa.

A fines de cotubre, Castro había presentado una portesta formal a la BBC por "declaraciones ofensivas" de Clarkson. Lo hizo al dierctor de la emisora Danny Cohen, quien se negó a disculparse. Sostuvo que nada "sostiene la idea de que" la elección del auto y de su patente haya sido "un acto deliberado" y por el contrario añadió que la BBC estaba "molesta" por la violencia que el equipo sufrió durante la visita" a la Argentina

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martes, 18 de noviembre de 2014

Malvinas y las piruetas marítimas

Debate.Marcelo Kohen

HORACIO CARDO

HORACIO CARDO

En un artículo publicado en estas páginas (Clarín, 9/11), Carlos Escudé propone renunciar a la soberanía de Malvinas a cambio de obtener una porción considerable de espacios marítimos circundantes. Sus argumentos son que “le quitamos tierras al Paraguay y todo el sur argentino a los indígenas” y que “la recuperación de las tierras es imposible”. Es de lamentar esta comparación con el acto de una potencia colonial que toma por la fuerza una parte del territorio de un joven Estado con el que mantiene relaciones de paz y amistad, lo expulsa y luego instala su propia población. Escudé parece ignorar que fue la Argentina quien invocó que “la victoria no da derechos”, luego de la Guerra de la Triple Alianza.

A pesar de ocupar territorios, no los anexó. Los límites con el Paraguay fueron fijados por tratado en 1876 y por un laudo arbitral del Presidente estadounidense en 1878 que perdimos. El argumento de que le quitamos la Patagonia a los indígenas es muy popular entre los británicos que dicen: “si nos piden que les devolvamos Malvinas, devuelvan la Patagonia a los Mapuches”. Aun si correspondiera, la Argentina no tendría un Estado a quien restituir esos territorios. El Reino Unido sí. Hoy la Constitución Nacional reconoce los derechos de los pueblos originarios. Forman parte del pueblo argentino.

Son conocidas las habituales ligerezas de quien fuera asesor del canciller Di Tella. Antes decía que las Malvinas no eran argentinas porque ningún argentino había nacido allí y porque como México perdió California nosotros tendríamos que aceptar que perdimos Malvinas. Ambas afirmaciones incorrectas.

La primera persona con identidad conocida que nació en las Malvinas fue Malvina Vernet. México renunció a California por tratado. Ningún tratado establece que la Argentina renunció a su soberanía sobre Malvinas, aunque la propaganda británica reciente quiere hacer creer que tal cosa ocurrió con el Tratado Arana-Southern de 1849 que puso fin al bloqueo británico del Río de la Plata.

Escudé se libra a una asombrosa digresión sobre delimitación de espacios marítimos. Si renunciáramos a las islas, una delimitación debería ir más allá de una línea de equidistancia, habida cuenta la desproporción entre la longitud de las costas continentales e insulares.

Pero la ilegal declaración británica de una zona de pesca alrededor de Malvinas no aplica la línea de equidistancia, sino una circunferencia con un radio de 150 millas trazado desde el centro del archipiélago.

La propuesta de Escudé consiste así en renunciar a la soberanía sin obtener nada a cambio. Su comparación con las islas anglo-normandas para justificar que las aguas al oriente de Malvinas serían reconocidas como argentinas tampoco es feliz. Entre las costas británicas y francesas hay menos de 200 millas y las islas anglo-normandas están muy próximas al continente, mientras que las Malvinas están a más de 200 millas del territorio continental.

Dejemos de lado estos tecnicismos. Escudé propone simplemente una negociación de delimitación de espacios marítimos como las que cualquier Estado ribereño haría con su vecino.

Cierto, también agrega una participación argentina del 50% en los beneficios de los recursos marinos, aunque no explica de dónde surge ese porcentaje y a qué espacios se aplicaría. Basta mencionar que la distribución de regalías entre las provincias petroleras y el estado federal es mucho más favorable a las provincias que la propuesta de Escudé para Malvinas.

Escudé es funcional a la propaganda británica que afirma que nos interesa Malvinas por sus riquezas hidrocarburíferas. La Argentina reivindica las islas desde que fuera despojada de ellas, cuando ni se hablaba de petróleo.

Las relaciones internacionales muestran muchos ejemplos de situaciones que parecían inamovibles para la Realpolitik y que sin embargo se desmoronaron sin que nadie las previera.

La Argentina debe continuar su política de reclamación ante todos los foros internacionales disponibles.

Debe ofrecer una propuesta concreta de solución en el marco de lo que establece la Constitución. Autonomía con estatuto especial y garantías internacionales, doble nacionalidad, mantenimiento del modo de vida actual incluso idioma, distribución de recursos de los espacios marítimos similar a la existente entre las provincias ribereñas y el estado federal, comunicaciones, salud y educación garantidos por el estado federal y la desmilitarización del territorio. Una propuesta concreta y constructiva.

Marcelo Kohen es Profesor de Derecho Internacional, Instituto de Altos Estudios Internacionales de Ginebra.

viernes, 14 de noviembre de 2014

Protesta por ejercicio militar británico en Malvinas

Protesta por ejercicio militar británico en Malvinas

La Cancillería entregó una nota a la embajada del Reino Unido rechazando el accionar de una fragata en la zona.

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El Gobierno nacional entregó ayer una nota de protesta a la embajada británica por los ejercicios militares de una fragata de ese país en las Islas Malvinas que constituyen “una nueva provocación” y “una injustificada demostración de fuerza”.

La Cancillería informó que tuvo conocimiento de que “la fragata HMS Iron Duke participó de un ejercicio militar en la Bahía y el Brazo de San Carlos, que incluyó el disparo de 136 proyectiles, en lo que constituye una nueva provocación del Gobierno del Reino Unido mediante una pretendida demostración del poder de fuego del buque británico”.

Agregó que “en el referido ejercicio intervino además una compañía de infantería británica que forma parte del despliegue militar permanente de ocupación ilegal del Reino Unido en las Islas Malvinas”.

“La República Argentina rechaza en los términos más contundentes la realización de estas maniobras navales y militares en territorio argentino ilegítimamente ocupado por el Reino Unido, que constituyen una injustificada demostración de fuerza y un deliberado apartamiento de los llamamientos de las numerosas resoluciones de las Naciones Unidas y de otros organismos internacionales”, advirtió.

Recordó en este sentido que estos organismos “instan tanto a la Argentina como al Reino Unido a reanudar las negociaciones, a fin de encontrar una solución pacífica y definitiva a la disputa de soberanía que involucra a ambos países en la Cuestión de las Islas Malvinas”.

martes, 11 de noviembre de 2014

Soldado británico

El país.  http://www.lanueva.com/el-pais/785920/soldado-britanico-busca-a-familiares-del-infante-de-marina-argentino-que-mato-en-las-malvinas.html

EN LA ÚLTIMA BATALLA

Soldado británico busca a familiares del infante de Marina argentino que mató en Malvinas

07/11/2014 11:30 “Quiero devolverles el casco y explicarles que no tuve elección”, dice. No tiene pistas de quién era. En monte Tumbledown se enfrentaron la Guardia Escocesa con el Batallón Nº 5.

Comentá

Foto: AFP

   Gordon Hoggan, un veterano escocés de la guerra de Malvinas, quiere contactar a la familia del infante de Marina que mató en el combate de monte Tumbledown.

   "Lo maté con la bayoneta —cuenta Hoggan, que era cabo y tenía 23 años—. Nos topamos con 2 argentinos en una cueva y ellos se estiraron a tomar sus armas. Le iba a disparar a uno, pero el rifle se me atascó y no tenía tiempo para destrabarlo. Así que se la clavé en el cuello."

   En el combate de Monte Tumbledown, del 13 al 14 de junio de 1982, se enfrentaron el 2º Batallón de la Guardia Escocesa y el Batallón de Infantería de Marina Nº 5, comandando por el capitán Carlos Robacio, fallecido en Bahía Blanca en 2011.


(Foto: derbytelegraph.co.uk)

   Hoggan se trajo de las islas el casco del infante argentino que mató; ahora quiere devolvérselo a los familiares, explicarles que aquel 13 de junio de 1982 solo hizo lo que pudo, y cerrar ese capítulo tortuoso de su vida.

   “Creo que hago lo correcto tratando de devolverles el casco. Quizás no lo quieran. Probablemente me odien. Bueno, no, con seguridad me odian. Maté a su hijo, o su padre, o un hermano —dice—. Pero era la guerra, no una pelea en la calle. No tuve elección: si no lo hubiera matado, él me hubiera matado. No creo que 'disculpas' sea la palabra correcta porque era una batalla. Pero trataría de explicarles.”

   Hoggan, diagnosticado con estrés postraumático por la guerra y medicado, no tiene pistas de quién era el infante de Marina. Murieron unos 20 argentinos en monte Tumbledown. En el cementerio argentino en las islas hay restos de más de 200 combatientes.


(Foto: Reuters)

Pesadillas

   Hoggan es de Kirkcaldy, cerca de Edimburgo. Tiene 55 años, está divorciado y tiene dos hijas. Vive ahora en Derby, en el centro de Inglaterra, a una hora y media de Londres en tren, en una casa que le consiguió una asociación caritativa.

   Cuenta que en 2001 sufrió una crisis nerviosa y pasó un año y medio viviendo en la calle, como un mendigo: “Al principio no lo supe, pero luego me di cuenta de que tenía algo que ver con lo que había ocurrido en las Malvinas. Tenía pesadillas, me despertaba chillando, acordándome de lo que le había hecho al soldado argentino”.

   En 2007 volvió a las Malvinas, en el 25º aniversario de la guerra. Y rezó ante la tumba de los soldados argentinos. Confía en que con la atención de los medios pueda a encontrar a los familiares y dar vuelta la hoja. (telegraph.co.uk, derbytelegraph.co.uk, clarin.com, losandes.com.ar y La Nueva.)

lunes, 10 de noviembre de 2014

Malvinas: No recaer en la diplomacia de los giros acrobáticos

Debate.Rodolfo H. Gil

Una de las características salientes del relacionamiento de Argentina con el mundo, desde Menem hasta nuestros días, ha sido la práctica de la política del bandazo. En términos políticos podríamos llamar bandazo al arte de ejecutar un giro acrobático que permite a su ejecutante variar su posición original en 180º, sin causas aparentes que lo justifiquen. En ese sentido, Malvinas son un caso paradigmático. Arrancamos en los 90’s con la política de “seducción” para arribar a una rabiosa malvinización, en la peor de sus acepciones (incluyendo flamígeros discursos y hostigamiento a pacíficos contingentes de turistas). Ninguna de esas herramientas demostró ser apta para los fines proclamados.

El Foreign Office desdeñó las zalamerías y las varias concesiones, sin reciprocidad alguna, de la Cancillería menemista cuando decretó que no habría negociación posible sin la participación, y aprobación de lo acordado, por parte de los isleños. Tampoco tomó con seriedad el escalamiento de las tensiones con Inglaterra, en las administraciones CFK, que han tenido más en cuenta las encuestas de popularidad presidencial que un efectivo avance en el proceso de recuperación de las Islas.  Cualquier similitud con Mrs. Thatcher debe ser desestimada. La realidad demostraría que, fracasadas  tanto la política de la ingenuidad y la excentricidad, para ser benevolentes con los términos, como la de la rebeldía adolescente, habría que intentar alternativas que mariden al interés nacional con el realismo.

Para ello debemos partir de algunas premisas. Las Islas Malvinas en manos extrañas es una herida abierta en el alma de los argentinos y en el cuerpo de la Patria. Pero ello no nos  debe evitar ser realistas. Nuestro punto de partida, en la negociación, es de una gran debilidad. Las islas están en manos de Inglaterra y perdimos una guerra. Conflicto mezquino en los objetivos perseguidos por sus perpetradores, improvisada en su planificación, disparatada en la evaluación del marco de alianzas internacional que el momento ofrecía y que, como si todo lo anterior fuera poco, desaprovechó algunas de las escasas ventajas que dio la efímera ocupación. La derrota de la cual lo único que puede rescatarse es el heroísmos de nuestros combatientes, dio pie a Inglaterra para retrotraer los importantes avances bilaterales y multilaterales que se habían alcanzado a través de los años.

La única manera de abordar un proceso satisfactorio para los intereses nacionales es apostar a una reversión de la ecuación de poder de hoy en día. Y cuando hablamos de poder no nos referimos, obviamente, al poder que da el uso de la fuerza. Nos estamos refiriendo a un tramado casi artesanal a construirse. Su base fundamental: aumentar nuestra participación en el producto y el comercio mundial, en los flujos del conocimiento, de las nuevas tecnologías y de la inversión productiva de manera de constituirnos en un socio interesante y atractivo en la economía global. Paralelamente a ello debe darse un crecimiento de la presencia internacional de Argentina, de manera que sea observada por la comunidad de naciones como un actor cooperativo y no disruptivo de la misma. También deberemos contar con el respaldo de un trabajo diplomático muy profesional, que no sólo consolide y amplíe el espectro de apoyos sino que impida cualquier avance de Inglaterra en el conflicto.

Argentina deberá invertir mucho capital político por un buen tiempo, para remediar los serios desbarajustes registrados en la política exterior desde 2008. Ese capital debe ser entendido, por una parte, como acuerdos básicos entre sus fuerzas políticas que sean sustentables en el tiempo y, por otra, como una conducta férreamente ajustada a las normas y acuerdos del derecho internacional. Ese capital no es infinito. Lo cual nos llevará a un delicado equilibrio en nuestra agenda internacional. Si en ello podemos acordar los argentinos, Malvinas no debe representar ni la renuncia ni constituirse en el eje excluyente de nuestra política exterior.

Rodolfo H. Gil es diplomático, ex embajador argentino en la OEA

Malvinas: un intercambio de tierras por recursos marítimos

Debate.Carlos Escudé

La verdad es que las Malvinas están más lejos que nunca de ser nuestras, a pesar de la inicua usurpación de 1833. Estas no son cuestiones que se diriman con la vara de una presunta justicia. ¿Cómo olvidar que nosotros también perpetramos usurpaciones? Décadas después de perder las dichosas islas le quitamos vastos territorios al Paraguay. También les quitamos todo el sur argentino a los indígenas. Con esto sólo quiero cuestionar a los fundamentalistas cuya concepción es maximalista. Para ellos, una “negociación” debe culminar en la devolución de las tierras, junto con su jurisdicción marítima. En vistas del escaso poder argentino, esta expectativa está destinada al fracaso.

Si reconocemos que la recuperación de las tierras es imposible, entonces nuestro objetivo deberá orientarse a compartir los recursos de las aguas, a cambio de una renuncia a dichas tierras. En mi opinión, nuestra fórmula estratégica debe ser el reconocimiento del derecho de los isleños a las tierras, a cambio de un 50% de los derechos de explotación de sus recursos marítimos. Obviamente, toda renuncia formal a nuestro reclamo sobre las tierras deberá venir acompañada por un quid pro quo de la contraparte, que no debe ser otro que su renuncia a no menos de un 50% de los recursos marítimos en toda la extensión de la Zona Económica Exclusiva correspondiente a las Islas Malvinas, que debe quedar para Argentina. Esto se puede hacer pactando un consorcio marítimo de propiedad conjunta, o estableciendo una delimitación ad hoc que deje la mitad de los recursos en aguas argentinas.

Este desdoblamiento de tierras y derechos marítimos tiene precedentes que le dan viabilidad. Por ejemplo, según dispuso un Tribunal de Arbitraje de 1977, Jersey y Guernsey, islas británicas del Canal de la Mancha, están enclavadas en aguas francesas. Aunque las islas enfrentan por el norte a Inglaterra, su jurisdicción marítima está cercenada, y más allá de un angosto cordón en torno de las islas, las aguas son francesas hasta llegar al centro del canal. Esto es importante para nuestro caso porque es como si, más allá de una estrecha circunferencia de aguas malvineras, el mar al oriente de las islas fuera argentino hasta el límite de la Zona Económica Exclusiva.

Más aún, en un acuerdo del año 2000 se pactó no considerar el valor soberano de algunos islotes del Canal, para no distorsionar esa delimitación marítima. El caso siguió el razonamiento de Libia vs. Malta, resuelto por la Corte Internacional de Justicia en 1985. Esa fue una disputa interesante porque, al igual que en Malvinas, había hidrocarburos en juego.

La Corte falló que la pretensión maltesa de basar la delimitación marítima en líneas de equidistancia era inaceptable. Tampoco aceptó que, para adjudicar más aguas a Malta, se tuviera en cuenta el valor soberano de la deshabitada isla maltesa de Filfla. En cambio, aceptó el principio de proporcionalidad y la pretensión libia de que la disparidad entre las respectivas longitudes de las costas se compute a su favor.

Estas decisiones están en consonancia con la Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar. Por cierto, desde antes de que ésta entrara en vigencia se reconoce que, para que se aplique el criterio de equidistancia, debe existir cierta “paridad geográfica” entre las partes. Si ésta no existe, se debe adjudicar mayor peso a la que tiene costas más largas en la zona litigiosa. Por ende, la disparidad geográfica entre el continente argentino y las Islas Malvinas exige que la delimitación marítima entre ambas adjudique menor peso al archipiélago, desechando la proyección de sus islas más pequeñas, y adjudicando a la Argentina una franja de mar al oriente de Malvinas. Así, el archipiélago se convertiría en un enclave extranjero rodeado por nuestras aguas. Estas son las cosas serias y prácticas que ya podrían estar negociadas si hubiéramos abandonado la utopía. Compartiríamos hidrocarburos y recursos ictícolas.

Carlos Escudé es Investigador del CONICET y miembro consejero del CARI

sábado, 1 de noviembre de 2014

La otra guerra de Malvinas: hace un siglo, entre alemanes y británicos

Un episodio olvidado de la Primera Guerra Mundial.En Chile, el 1° de noviembre de 1914, Alemania derrotó a Gran Bretaña, que se vengó frente a las islas un mes después.

VIDEO. Las Batallas de Coronel y las Islas Falkland, de Walter Summers (1927).

VIDEO. Las Batallas de Coronel y las Islas Falkland, de Walter Summers (1927). El filme fue sometido a una restauración por el British Film Institute, que lo proyectó en octubre como parte de las conmemoraciones por la Primera Guerra Mundial.

Hoy se cumplen cien años la llamada Batalla de Coronel, frente a las costas de Chile, en los inicios de la Primera Guerra Mundial. Ese día el Imperio Británico perdió 1.570 hombres y dos buques de guerra a manos del imperio alemán, cuyas flota en este escenario comandaba el vicealmirante Maximilian von Spee. Fue la primera derrota de la poderosa armada británica en más de un siglo. Y aquella olvidada batalla daría pie a los inicios de la venganza, coronada en otro poco recordado enfrentamiento, al menos en Argentina, obsesionada por su propia sangría bélica de 1982.

Es que las Islas Malvinas fueron escenario de la Primera Guerra Mundial, y frente a sus costas, el 8 de diciembre de 1914, Gran Bretaña le asestaba un golpe mortal a la flota alemana, que perdió más de 1.870 hombres, entre ellos Von Spee y sus dos hijos, además de dos cruceros acorazados y dos cruceros ligeros, que fueron hundidos.

Afirman que en aquel 8 de diciembre, conocido en el mundo como La Batalla de las Falklands/Malvinas, la visibilidad era perfecta, y el mar plácido. Había brisa del noroeste, y el sol generaba una claridad como pocas veces. Los kelpers de hoy hacen cuentas y cruzan los dedos para que el 8 de diciembre de 2014 se repitan estas condiciones. Es que para ese día, “feriado nacional”, habrá cantidad de actividades para conmemorar aquella dura batalla que a las 9 de la mañana ya tenía a los cruceros británicos al mando del vicealmirante Doveton Sturdee persiguiendo al SMS Scharnhorst, al Gneisenau, y a los más livianos SMS Nürnberg, Dresden y Leipzig, de los cuales sólo el anteúltimo y un barco auxiliar pudieron escapar. De la flota británica hay que destacar a los mejor armados Invicible e Inflexible.

En Malvinas, un monumento frente a la bahía de la capital del archipiélago recuerda a los 1.870 alemanes muertos, y a los diez británicos que también perdieron sus vidas en la batalla de diciembre. Esta se desarrolló frente a la costa este de la isla Soledad. Un “Comité 1914” trabaja a toda velocidad también porque están levantando un memorial para aquella guerra. Fue la primera que también tuvo protagonistas nacidos en la colonia. Ese recuerdo marca cómo es esta comunidad, que el próximo 8 de diciembre rendirá homenaje a sus muertos y también a los de los viejos enemigos, algunos de cuyos descendientes están invitados a participar de los servicios religiosos, y de los desfiles y cenas que se planean para ese día.

Los kelpers se metieron de lleno en las guerras británicas. En la Primera Guerra dieciocho de ellos murieron prestando servicios al Imperio. Otros 25 murieron en la Segunda Guerra Mundial. Y la llamada batalla de Malvinas/Falklands del 8 de diciembre también tuvo sus héroes. Desconociendo que la flota británica los esperaba allí, Von Spee, buscó aprovisionarse de carbón en la estación Malvinas, pero también se afirma que tuvo intenciones de ocuparlas. Hombres de las Fuerzas de Defensa locales, entonces voluntarias, los detectaron. Varios de ellos se ahogaron en misión. Dos niñas del campo, Christina Goss y Mearon McLeod, fueron cruciales al momento de contar que habían divisado a los barcos enemigos.