02/10/11-Clarin
El autor relata cómo se desató el conflicto y el derrumbe de la dictadura. Aquí un fragmento del libro.
EQUIVOCADO. GALTIERI PENSO QUE ESTADOS UNIDOS SE IBA A ALINEAR CON BUENOS AIRES EN CONTRA DE INGLATERRA.
Galtieri : “¿Qué hago?” Costa Méndez : “Mire Presidente, si Breznev lo llama a usted, usted no puede negarse, bueno, si Reagan lo llama a usted, usted no puede negarse”.
Años más tarde, Costa Méndez dijo que “a las 22.30 el ‘timing’ fue favorable a la intención de Galtieri, porque la comunicación llegó una media hora después de lo que se llama ‘Fail Safe’, el momento en que se interrumpen las comunicaciones con los buques que intervendrían en la invasión y con los submarinos.
Era la hora del “no retorno”, ya no había marcha atrás . Como dijo un alto funcionario argentino de la época, “ a Reagan lo ningunearon ”.
En la tarde del 1º de abril, Nicanor Costa Méndez sabía que tarde o temprano deberían atenderle el teléfono al jefe de la Casa Blanca. Encargó a su “equipo especial” preparar una minuta sobre lo que debería decir Galtieri durante su diálogo con Reagan. Cerca de las 20 horas le dijo a Roberto “Boby” García Moritán, uno de sus secretarios: “vas a ir vos a la Casa Rosada y vas a ser el traductor”. “Canoro” debería haber presenciado el diálogo (como lo hará en otras ocasiones) pero no fue: Temía que la situación se volviera incontrolable, como sucedió, o porque él no sería la figura principal de la escena. No lo decía en público pero había problemas de “cartel”.
A las 21, el Secretario de Embajada, Roberto García Moritán, con apenas treinta y dos años, entró al despacho del presidente de los argentinos. Lo estaban esperando Galtieri, el almirante Benito Moya y el general Iglesias. García Moritán, después de los saludos protocolares, le entregó la minuta.
Galtieri la leyó y luego se la pasó a Moya e Iglesias. Como único comentario escuchó de uno de ellos una frase crítica: “Demasiado suave … ustedes los diplomáticos”. Pocos minutos más tarde observó cómo entraba un circunspecto coronel de Inteligencia que procedió a conectar un grabador de cinta abierta al teléfono que usaría el Presidente de la Argentina. Realizó su tarea y se retiró del despacho. El joven diplomático pensó que Galtieri tenía un teléfono especial pero no fue así, en ese momento usaba el clásico aparato negro de bakelita que proveía ENTel . A la hora acordada, un edecán presidencial entró al despacho y dijo: “Señor Presidente, está lista la comunicación con la Casa Blanca” . García Moritán se paró, levantó el tubo y escuchó del otro lado, en inglés, “¿la traducción la van a hacer ustedes?”. “Yes” respondió el diplomático.
Entonces Galtieri y García Moritán se pararon uno al lado de otro, pegaron sus caras con el tubo en el medio para escuchar, ofreciendo una imagen más proclive a una película cómica que a la gravedad que se vivía. Un crítico de cine, con alguna imaginación, pensaría estar viendo al general Jack D. Reaper, el presidente Merkin Muffley y al capitán Lionel Mandrake, personajes de “Doctor Insólito”, que supo encarnar Peter Sellers bajo la dirección de Stanley Kubrick en 1964.
Después de los acostumbrados saludos de estilo, Reagan dice que “tenía noticias que la Argentina adoptaría una medida de fuerza en las islas Malvinas” y que está “muy preocupado por las repercusiones que una acción de este tipo podría tener”. Respondiendo, Galtieri hizo una larga exposición sobre los derechos argentinos y la posición oficial al respecto. Viendo que el método que estaba utilizando con el diplomático era tan incómodo como ineficaz, ya que él era más alto y no hablaba correctamente el inglés (tan es así que un mes más tarde, conversando con el presidente peruano Fernando Belaúnde Terry le confesaría que “mi inglés es muy pobre”), Galtieri se sentó en su sillón presidencial y escuchaba el relato de García Moritán y respondía lentamente para dar tiempo a una correcta traducción. Los otros dos jefes militares se limitaron a mirar y escuchar.
En un momento, Reagan dijo que la Primera Ministra británica era amiga suya y que Gran Bretaña era un aliado “muy particular de los Estados Unidos”, y cuando habló de lo que opinaría “la opinión norteamericana” en caso de un enfrentamiento armado, Galtieri se exasperó y levantando la voz y apuntándolo con el dedo le dijo a García Moritán: “Eso no lo dijo … no puede decir eso”. Tras afirmar esto se hundió en un profundo silencio . El Presidente de los Estados Unidos continuó hablando, y Galtieri permaneció pensativo, en silencio. Entonces García Moritán les dice a los jefes militares presentes: “¿Le contesto sobre la base de la minuta?”, recibiendo como toda respuesta un seco “sí”. En pocas palabras, el diplomático terminó conversando con Ronald Reagan, como pudo, ante la mudez de Galtieri. Una vez que terminó el diálogo telefónico, el teniente general Galtieri volvió a reiterar que dudaba de la calidad de la traducción. Mandó llamar a los gritos al coronel de Inteligencia que esperaba en la antesala del amplio despacho. “¡Coronel, ponga la grabación!”, ordenó.
El alto oficial rebobinó, mientras García Moritán imaginaba que su carrera diplomática estaba al borde del precipicio. Seguramente pensó en su esposa Lucila y en “para qué carajo me quedé en Buenos Aires, cuando estaba destinado a Ginebra”. Una vez que la cinta volvió al principio, el coronel paró el retroceso. Apretó “Play”, se escuchó “clic” y luego un largo zumbido … y nada más.
El oficial de Inteligencia no había ligado bien a los aparatos y nada había sido registrado . Manteniendo un rictus de pesar, García Moritán vio como Galtieri hacía salir “a salto de rana” a un Coronel de la Nación … una imagen entre patética y humillante que, seguramente, nunca olvidaría. Así comenzaba un enfrentamiento armado contra la tercera potencia militar y tecnológica del planeta.