El campo minado de la memoria
La directora Lola Arias ensaya una obra cuyo estreno mundial será en Inglaterra, en la que tres soldados argentinos y tres británicos que se enfrentaron en la Guerra por las Malvinas exploran, 34 años después, lo que quedó en sus cabezas
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Alejandro Cruz
Sábado 02 de abril de 2016
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Alejandro Cruz
Sábado 02 de abril de 2016
El párrafo anterior lo escribió Lola Arias, la creadora de este campo de acción que, en estos momentos, está atravesando una etapa que parecía imposible: los tres veteranos ingleses llegaron a Buenos Aires y se encontraron con los tres veteranos argentinos. Lograr la escena de ese reencuentro imposible entre enemigos de otros campos de acción le llevó tres años de trabajo.
Tres años atrás, a esta talentosa directora, poeta, cantante, dramaturga y actriz la habían invitado a participar de un evento que se realizó en Londres. Se llamaba After the War. Participaron 25 artistas del mundo que debían hacer algo sobre las consecuencias de la guerra. Lola presentó una video instalación. En el proceso de construcción de esa historia fue buscando testimonios. Su primer referente para ese viaje de borceguíes gastados y recuerdos minados fue el libro Partes de guerra, de Graciela Esperanza. De un lado y el otro del Atlántico, fue sumando partes de un relato partido que ella deseaba hacer dialogar. Quedaron tres veteranos de cada lado que, ahora, son los protagonistas de Campo minado.
Lejos de esa foto de un ex soldado vestido con ropa de fajina, su propia foto son muchas fotos. "Cualquiera puede ser veterano de guerra. No hay un único perfil ni una única marca", dice en el enorme espacio del Centro de Arte Experimental de la Unsam. La amplitud de lo diverso fue una de las ideas rectoras que respetó para el momento del casting. En Inglaterra se había topado tanto con gente que ocupó cargos importantes como con soldados. Algunos, luego, fueron funcionarios. Otros, con el tiempo, desplegaron una vida académica. De este lado, los caminos también fueron diversos.
Su propio camino para la elaboración de esta obra la enfrentó con una sensación interna que debió poner en crisis. Lo explica así: "Es que uno tiene la idea de que los más dañados de esta historia fueron los argentinos porque la mayoría eran conscriptos sin formación ni equipamiento. Chicos que, de golpe, terminaron en medio de una situación para la cual no estaban preparados. Claro que entrevistando a los ingleses, todos profesionales, me di cuenta de que la marca de la guerra es algo que se graba en todos. Por más que estés preparado nunca lo estás para ver gente morir."
En Inglaterra, grabador en mano encendido, en la primera etapa del trabajo le tocó hacer preguntas. Antes de apretar el botón de Play cargaba con las propias: "¿Por qué van a querer contar sus experiencias a una mujer, a una mujer argentina, a una mujer argentina artista?". Ahora, a la distancia, se le ocurre pensar que ese cúmulo de capas de ser mujer, argentina y artista les permitió a los ingleses mostrar cierta vulnerabilidad.
Tanto de una lado como del otro del Atlántico el proceso que reflexiona sobre el pasado de unos y otros en aquellas dos islas se desdobló. Campo minado será una obra de teatro que se estrenará mundialmente en Inglaterra a fin de mayo y que llegará a Buenos Aires en noviembre. De aquel lado, cuenta con la producción de LIFT Festival, el Brighton Festival y el Royal Court Theatre. Por la parte argentina, la Unsam, en donde estamos ahora. Y también será una película, dirigida por ella misma, llamada Veteranos. Producida por Gema Films, incluirá mayor cantidad de testimonios, registros, heridas, futuros y reconstrucciones por fuera del formato de lo documental.
En Campo minado el proceso de reconstrucción de esa memoria será en medio de un set de filmación convertido en máquina del tiempo. "Reconstruir -dice remarcando el concepto matriz de las dos obras en construcción-. Revivir aquello que pasó hace 34 años cuando empezaban, todo ellos, a hacerse adultos."
-Vos, 34 años atrás, ¿dónde estabas?
-Tenía 5. No tengo recuerdo sobre ese momento. Sí sobre el crecer en una escuela pública cantando la "Marcha de las Malvinas", que me la sé de memoria hasta el día de hoy [de paso, canta el estribillo, se pone en posición de firme y se ríe, tal vez, de aquella nena que fue]. Generacionalmente crecí con la idea de algo que habíamos perdido como nación y que teníamos que recuperar. No escribí cartas para los soldados porque era muy chica, pero ellos sí las tienen. En esas cartas ves esa operación por parte del Estado de ser nosotros lo responsables de cuidar a esos soldados y de estar, en cierto sentido, en pie de guerra permanente.
Otras operaciones trazan el mapa del campo inglés. De los tres veteranos que pelearon en esas islas que ellos llaman Falkland, uno de ellos llegó a Buenos Aires una semana después de lo previsto. Es un gurkha nacido en Nepal. Por cuestiones diversas, el trámite de la visa fue más complicado y no pudo desembarcar en Buenos Aires junto a los otros dos veteranos devenidos en actores. "Si uno piensa la relación que un ejército tiene con la idea de patria, hay que pensar que algunos de estos señores que pelearon por Inglaterra ni fueron reconocidos. A muchos de ellos recién les dieron la residencia varios años después de finalizada la guerra. O si tienen la residencia, no tienen la ciudadanía. Estuvieron peleando por un país que no les permitía vivir allí".
En Mi vida después, Lola Arias reunió a seis actores nacidos durante la dictadura que reconstruían sus vidas. "¿Quienes eran mis padres cuando yo nací? ¿Cómo era la Argentina cuando yo no sabía hablar? ¿Cuántas versiones existen sobre lo que pasó cuando yo aún no existía o era tan chico que ni recuerdo?", se preguntaban mientras mostraban fotos, se vestían con ropas de sus padres o revivían encuentros y desencuentros.
Ahora, claro, las preguntas tienen otros matices. "Unos y otros cuentan que cada vez que van a una escuela lo primero que les pregunta un niño es si mataron -reflexiona Lola-. Ésa es la pregunta para nosotros que miramos el mundo desde afuera. La pregunta para ellos es qué hicieron por el otro, cuán humanos pudieron ser en medio de aquello."
-¿Cual fue la pregunta que te atravesó a vos durante todo este tiempo?
-A mí me interesa indagar qué pasa con el tiempo. De hecho, esta obra necesitó de tiempo. Necesitó de estos 34 años. No me interesa la guerra, me interesa la posguerra. Me importa qué le pasa a una persona que pasó por esa experiencia. Me importa qué hizo la memoria, qué borró, qué transformó. Algunos se han convertido en profesionales de ese relato y mi trabajo fue y es deshacerse de eso para saber qué les sucedió.
"No escribo sobre la guerra, sino sobre el ser humano en la guerra. No escribo la historia de la guerra, sino la historia de los sentimientos. Soy historiadora del alma", escribió Svetlana Alexiévich en su libroLa guerra no tiene rostro de mujer. En estos días, durante la tarde, Lola escucha relatos de la guerra. Antes de irse a dormir lee alguna historia del libro de Alexiévich. A veces, a la noche, sueña con la guerra.
Mientras todos esos relatos se cruzan en su cabeza, trabaja en un otro proyecto que estrenará en Berlín. Serán ocho mujeres de distintas edades que crecieron en un régimen socialista. En agosto, en el Parque de la Memoria, presentará parte de aquellos videos que ya compartió en Londres. Un año dominado por el tema de la memoria. O, como dice ella, "la idea del teatro como una forma de reconstrucción, de representación del pasado y sus reformulaciones políticas".
Hace 34 años, Lou Armour estaba en las Malvinas. Es el primero de la foto. Es uno de los actores de Campo minado.
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